Ya Eres Mujer
Fue una de aquellas noches de Reyes que pasábamos en el pueblo. Ya tenía edad para saber la verdadera naturaleza de los Magos de Oriente, pero vivía con idéntica ilusión la expectativa de lo que me encontraría a la mañana siguiente. La infancia tarda en irse. A pesar de que sobre los ocho años nos enfrentamos a la idea espantosa de la muerte y de que, antes aun, los hermanos mayores nos soplen al oído quiénes son los Reyes, hay una reticencia a abandonar el pensamiento mágico. La niña que acostumbraba a hablar con sus muñecos, haciendo de madre, maestra o amiga, raramente abandona esa costumbre y conservará en un rincón discreto de su casa de adulta a esos seres que habrán de cobrar vida en cuanto estén en brazos de una criatura que los rescate. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->>