Los Resentidos
¿Cómo gestiona usted su resentimiento? Esa es la pregunta esencial de la vida. La que deberían hacer los psicólogos o los psiquiatras cuando se les sentara un paciente en el sillón, aunque es natural que por no ser agresivos dediquen meses o años de terapia a dar rodeos antes de abordar la cuestión que define a todo ser humano. ¿Qué hace usted con su resentimiento? ¿Se engolfa en él? ¿Lo rumia? ¿Lo mantiene a raya? No es cierto que el mundo se divida en dos tipos de individuos, los resentidos y los que no lo están: nadie está libre de almacenar en algún compartimento del corazón una pequeña dosis de resentimiento. Tampoco es cierta esa idea común de que el resentido es el perdedor, el que por no haber tenido suerte en la vida sale de casa con la cara de quien culpa al prójimo de su desgracia. No siempre es así. Abunda en el universo de los triunfadores un tipo de personaje que envidia al que tiene menos y que eliminaría de la faz de la tierra a cualquiera que presienta puede hacerle la más mínima sombra.