Un dolor que no caduca
viernes 8 de septiembre de 2017
¡Lo servimos al momento! Así lo promete la publicidad en la sociedad de la impaciencia. Lo dañino de esa anhelada inmediatez es que está acabando con nuestra capacidad de ser pacientes, ese desfasado antídoto natural contra la ansiedad. Todo se conjura para debilitar un mecanismo de defensa que a los niños antiguos se nos hacía ejercitar a diario, pero está visto que hasta a nosotros que crecimos en una sociedad con menos estímulos se nos ha quedado fofo el músculo de la paciencia. Igual que queremos el libro o la compra a domicilio sin demora, borramos de inmediato el estrés con un ansiolítico, cuando nuestra naturaleza no está preparada para esas prisas. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->>