¿Respeto o miedo?
Venga, venga, antes de que se enfríen los cuerpos del tío Bernard, de Wolinski, de Charb, Cabu, Tignous, Honoré o del policía Merabet; antes de que se prolongue en exceso la defensa de los archisabidos valores de Liberté, Égalité, Fraternité que dan sentido a la República Francesa; antes de que nos pongamos demasiado cansinos con la condena del crimen y la defensa de las libertades, vamos a proclamar a los cuatro vientos, para poner a buen recaudo nuestra intachable reputación, que no todos los fieles de esa religión son terroristas y que debemos vacunarnos contra el virus que el atentado puede desatar: la islamofobia. Porque si no lo hacemos, si no incluimos en cada uno de nuestros artículos la consabida frase “hay musulmanes pacíficos”, hay quien se apresurará a tildarnos de racistas, de fascistas, de Houellebecqs o de lepenistas. Pero digo yo que cada cosa tendrá su tiempo, que habrá que guardar un luto. Tres días, cuatro, siquiera una semana. Y en estos días de duelo por unos humoristas cuya lógica tarea consistía en tomarse la religión y el poder a cachondeo lo que toca es tomar el relevo y, en su nombre, defender nuestro derecho a tomarnos el poder y la religión a cachondeo, sin tener que hacer un inmediato repaso a las culpas de Occidente. Elijo e incluyo aquí unas palabras de un artículo, Filántropos y fascistas,escrito por una periodista marroquí, Zineb El Rhazoui, que se expresa con la razón que otorga la experiencia, y además es mujer, y creo que en este asunto hay que dar voz a quienes menos voz tienen. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ >>