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PREGÓN DE SAN ISIDRO 2019

viernes 10 de mayo de 2019  

No busco Madrid porque Madrid va siempre conmigo. Soy su esencia, soy Madrid. Soy Madrid porque, como decía Galdós, el madrileño, la madrileña, es fruto de andaluz y aragonesa, o viceversa, y con eso quería decir que Madrid asume sin trauma que sus ciudadanos hayamos nacido en cualquier lugar de España o del mundo. Soy Madrid porque nací en Cádiz. Soy Madrid porque jamás vi a mis padres perdidos o desarraigados, jamás acomplejados por llegar de fuera. Ellos, de inmediato, fueron madrileños. Lo eran porque la mayoría de nuestros vecinos venían de Extremadura, de Andalucía, de Castilla, de Aragón, ¿quién habría entonces de sentirse pueblerino o provinciano? Los abuelos y las abuelas de mi barrio atestiguaban con su presencia que casi todo el mundo tenía un pueblo esperando para los días de verano, y eso de tener un pueblo te daba una categoría, pero tras un año de vivir en esta ciudad, Madrid te había puesto el sello y ya no había forma de eludir su influjo. Y no es que te hubieras hecho de Madrid, es que ya eras Madrid, y te movías por los descampados y jugabas en los parques pelados de árboles con el mismo orgullo que si se tratara de un territorio histórico, adoptabas el acento del barrio imitando a los otros niños y cuando volvías al pueblo por vacaciones te dabas cuenta de que eras madrileña porque así te nombraban: “la de Madrid”.

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Lugares Que No Quiero Compartir Con Nadie, nuevo libro de Elvira Lindo

lunes 17 de octubre de 2011  

Lugares que no quiero compartir con nadie, nuevo libro de Elvira Lindo

Aquí tenéis la portada de mi nuevo libro, sale el 17 de noviembre. Sobre Nueva York. La portada es de Xavi Menós y en el interior hay ilustraciones de Miguel. Estoy impaciente porque llegue a las librerías. Sois los primeros en verlo. Ay, qué nervios.

«Lo esencial, en Nueva York, está a la vista de todo el mundo. Esta es la historia de mi recorrido personal, de mi paseo diario, de mi nueva vida a partir de los cuarenta. Este libro es una trampa a mí misma: hablo de lugares que no me gustaría compartir con nadie, porque forman parte de mi vida cotidiana, no de una guía turística, pero ya se sabe, igual que el chismoso no puede evitar contar un secreto, el narrador cae siempre en el vicio de escribir lo que vive» Elvira Lindo

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Sobre Tristana y La Loca de la Casa

martes 14 de diciembre de 2010  

Varias veces ha llegado a mi vida Tristana. La primera de ellas en mi adolescencia. A pesar de que yo me consideraba a mí misma extremadamente audaz para mis dieciseis años, no debía de serlo en absoluto, porque la palabra “deshonra”, que alienta toda la historia de esta heroína, no alcanzó en mi juvenil entendimiento su sentido real y di por supuesto que, en la época galdosiana, bastaba con una joven compartiera su vida con un viejo, que no era ni su abuelo ni su padre, para ser, a los ojos de la sociedad, una mujer deshonrada. Al no ser Galdós un escritor explícito en el asunto que más peso tiene en la novela, el sexual, no comprendí la verdadera dimensión de las relaciones entre los personajes.

Tristana volvió a mí hace unos quince años, en uno de esos veranos en los que uno decide entregar las horas de plácida pereza calurosa a un solo escritor, y anduve por los terrenos de Don Benito casi en exclusividad. Esta segunda vez fui, por supuesto, absolutamente consciente de lo que estaba leyendo, y me sentí, no exagero, conmocionada. La historia de Tristana, la joven que queda, a petición del padre de la niña en su lecho de muerte, bajo la protección del “generoso” don Lope, me sacudió de esa manera en que sólo contados personajes irrumpen en nuestro corazón, trastonándonos el ánimo como si, en vez de tratarse de invenciones novelescas, fueran seres de carne y hueso, que dejaran la puerta abierta a ese futuro que va más allá de la última página del libro, provocándonos una ansiosa necesidad de indagar en cualquiera que sea su destino real. Llevo años indagando sobre Tristana y, con el tiempo, he satisfecho más curiosidades de las que realmente esperaba saciar.

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La Vida Secreta de Alice Munro

sábado 4 de diciembre de 2010  

Fue en 1961 cuando en el periódico The Vancouver Sun apareció un reportaje sobre una joven escritora, Alice Munro, que había ido construyéndose una cierta reputación literaria publicando cuentos en revistas o vendiéndolos para la radio pública canadiense. Munro tenía entonces treinta años. En la foto que abre la entrevista vemos a una mujer atractiva con sus dos hijas, de siete y cuatro años. Aunque el simple hecho de que le dedicaran un espacio en la prensa muestra que comenzaba a ser reconocida como escritora de gran talento, el titular que encabeza el reportaje delata un profundo anacronismo: «Ama de casa encuentra tiempo para escribir relatos». En la misma entrevista ella cuenta cómo aprovecha el tiempo de siesta de las niñas para escribir en el cuarto donde ha colocado el cuaderno y la máquina.

El artículo sigue aquí.

«Demasiada Felicidad», la última novela de Alice Munro.

Y Harpo Habló

lunes 22 de noviembre de 2010  

«Queridos amigos, hoy me gustaría recomendar un libro que me leí en galeradas porque tenía que escribir el prólogo: «Harpo Habla» !Qué obligación más placentera! Adoro al MUDO de los hermanos Marx desde niña. Aquí os dejo lo que escribí sobre él. Besos con acordes de arpa de fondo…»
Elvira Lindo

Tras el 11 de Septiembre de 2001, en Manhattan, cuando mirar al cielo era un gesto que contenía nuestros más íntimos temores, leí las memorias de dos hombres cuya visión de la vida no podía ser más dispar. Me acompañaron en los días siguientes al atentado de las Torres Gemelas, y fuera porque yo estaba con el corazón alerta temiendo que lo peor volviera a ocurrir, lo mejor también penetraba en mis sentidos con mayor intensidad, como si estuvieran abiertos tanto para el temor como para el aprendizaje. Los dos libros compañeros de aquel tiempo insólito se convirtieron para mí en inolvidables; ahora definen mis recuerdos, su relectura me devuelve la sensación de ansiedad de aquellos días pero también como caló muy hondo todo lo que en ellos aprendí. En esencia, cómo nuestra mirada puede percibir el mundo de manera que la experiencia sea salvadora o aniquiladora. Dos memorias, la de Henry Roth, con su “A merced de una corriente salvaje”, y la de Harpo Marx y su “Harpo habla”.

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Corazón Abierto

viernes 8 de agosto de 2008  

A la niña que sonríe a la cámara le quedan pocos meses para dejar de serlo. Conozco su futuro de tal forma que me acongoja no poder evitar lo que se le vendrá encima. Sonríe al fotógrafo profesional que ha ido a casa para sacar unas fotos de familia a las que añadirá en un montaje precario la imagen yeyé de la Virgen María, San José y el Niño para felicitar las Pascuas. +

© Elvira Lindo 2021