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Azaña y la joven cronista

domingo 3 de noviembre de 2019  

Me encanta imaginar la escena: una jovencilla de apenas 22 años, Josefina Carabias, cruzándose con el presidente del Ateneo, Manuel Azaña, en 1930. La institución está patas arriba, porque don Manuel, ese hombre que a la joven le parece un viejo aun sin serlo, ha decidido desapolillar el mobiliario, lacar puertas, restaurar cuadros, lámparas, colocar tal cantidad de ceniceros que a los ateneístas les resulte embarazoso tirar las colillas al suelo, y hasta se las ha arreglado para que el cantinero sirva un café en condiciones en vez de recuelo. El nuevo presidente, polémico y audaz, rodeado siempre de azañistas y antiazañistas, se entrampa, pero considera que para revitalizar un espacio de debate antes hay que modernizarlo. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->>

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