Razones Para Matar
Para mí, el 11 de septiembre ocurrió en octubre, porque tengo que confesar que a mi mente le costó interpretar lo que mis ojos vieron aquella primera mañana o todas las siguientes de aquel mes, cuando bajábamos hasta la calle Houston, donde la policía instaló la primera barrera para impedir la entrada a todo aquel que no anduviera en labores de rescate. Como el periódico no espera, ni esperan en las tertulias radiofónicas, me vi de inmediato escribiendo crónicas o interviniendo en la radio. Aquel mes que habíamos planeado como unas vacaciones familiares se convirtió en un periodo de intenso trabajo. No me hago responsable ahora de lo que opiné entonces y no porque lo hiciera frívolamente sino porque no entendía nada, aquello era demasiado grande para mí. Tal vez para todos, pero siempre me da la impresión, cuando leo columnas o escucho a contertulios, que los demás tienen o fingen una seguridad que a mí me falta.