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Bares de Viejo

domingo 25 de septiembre de 2011  

Hay almas ingenuas que se creen que no siguen las modas. Con esos espíritus puros es mejor no discutir porque viven convencidos de su diferencia. Bastaría que nos mostraran un retrato de hace veinte años para hacerles notar que hasta en las patillas se aprecia que uno es parte de su tiempo. En las patillas de los hombres y en las cejas de las mujeres. No se sabe quién convenció a las chicas de los setenta de que se las depilaran hasta esquilmar los poros, y quién nos convenció a las de los ochenta para que luciéramos las cejas en su máximo salvajismo. Este siglo XXI es el de los experimentos capilares. Ves a un hijo tuyo un día y te sorprende con unas patillas de escritor romántico y a la semana siguiente se ha dejado barba de cuáquero. Modas. Personalmente, convivo mejor con este eclecticismo presente que permite que uno componga a su manera su propio personaje. Modas. Todos las seguimos.

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2 respuestas a: Bares de Viejo

Fornalutx Dice: lunes 26 de septiembre de 2011

Pues no estoy de acuerdo. Usted estará sumergida en una piscina donde se tiñe la piel según el color del que le echen al agua. Pero hay vida más allá de esa piscina y se puede ser, estar, sentir, pensar, leer, oir, según el criterio propio y no el que los medios -de eso sabe usted ya que vende lo que puede- te impongan.

Yo puedo estar leyendo El Gran Teatro del Mundo (¿está de moda?); oyendo música de Monteverdi, de Luis Mariano e incluso de Paul Anka (¿están de moda?); recorriendo Castilla la Vieja a pie, sólo por encontrar la imagen del campo más ondulado (¿está de moda?); vestir pantalones con cintura más arriba del ombligo, sandalias con calcetines y jersey de cuello cerrado (¿está de moda?).
Si usted vive y duerme en un cajón y el Hudson es el río de su vida (¿está de moda?) no nos ponga corsés y nos reduzca a estereotipos. Hay muchas personas que aunque no vendan lo que vende y que comen menús del día por ahí o bocadillos o yogures o bocadillos de sardinas son espíritus libres y no será usted quien se atreva a etiquetarles. Los hay de 15 a 80 años de edad.
Supérese, salga del cajón, salte, aunque sea con paracaidas y únase. Deje de escribir esas cosas…
Gracias en nombre de todos,
Un saludo,
Fornalutx.

Ceferino Dice: lunes 3 de octubre de 2011

Hola Elvira,
la vi a usted en Buenos Aires. Estaba de casualidad de vacaciones por Argentina y mientras desayunaba unas tostadas y café con leche en un maravilloso café porteño leí en Clarín que estaba de promoción de su último libro. Por supuesto que me acerqué a la librería para escucharla, una oportunidad así no se deja escapar. Y, bueno, fue una velada muy agradable. Cierto que había algo de fetichismo, conocer a la escritora cuyos artículos de opinión, miércoles y jueves, leo con tanto gusto.
Yo creo que estoy justo en medio de las dos generaciones de las que habla: la de su hijo de treinta años y la suya, de unos cincuenta. Yo tengo 41. Me ha hecho gracia su artículo. Es tal vez cierto que se está dando una vuelta a lo «castizo» o «vintage», sin embargo, me parece que no es exactamente igual que hace 30 años. Las modas vuelven, pero en espiral, es decir, no justamente al sitio donde estuvieron, sino a algún lugar de proximidad y se ve el bagaje que han dejado los «paneles». Por ejemplo, la limpieza, los aseos, han desterrado el tubo fluorescente…
Si uno se fija bien, quizás descubra que los sitios vintage, al menos muchos de ellos, no son sino recreaciones ideales de un bucolismo romántico que por su higiene, profesionalidad y falta de humo de tabaco ya no puede ser castizo. Y créame, yo me alegro de que sea así.
El panelismo no fue un bien estético, convengo, pero allanó el camino a la limpieza, a los aseos amplios y más cuidados, al proyecto empresarial…
Por cierto, un día mientras sacaba dinero del cajero automático que está al lado de La Confiteria la Ideal vi una manifestación del sindicato de hostelería. Le montaron una cacerolada a la tal Confitería por no pagar según convenio (ignoro si será cierto, pero uno de los sindicalistas me explicó que tienen a gente trabajando por menos del sueldo mínimo, unos 360 € al mes, o que no pagaban las horas extras, ahora no recuerdo).
A mí, realmente, el panelismo no me gusta, pero el casticismo de los sueldos bajos y la explotación laboral menos aún.
Pero, claro, cómo sabe uno si el local en el que te metes cumple con la normativa laboral.
Le deseo un buen comienzo de semana.
Un saludo cordial desde Colonia, Alemania.
Ceferino Carracedo

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