Amparo y Desamparo
La suerte, la salud, las buenas compañías, las malas, el dinero de la familia, la educación, el cariño, el país de origen, la suerte, la voluntad, los genes, la cobardía, la suerte, el carácter, el físico, la inteligencia práctica, la creativa, la emocional, la historia, la historia íntima, la valentía o la temeridad, la combinación de todos estos factores y de mil factores más. Ah, ¿qué determina una vida? Existen ideologías absolutas que proclaman que la vida solo estaba supeditada al factor económico; hay religiones que nos ven como peones en manos de la voluntad divina; hay culturas, como la americana, en las que se carga sobre los hombros del individuo toda la responsabilidad del éxito o el fracaso, y otras, que tienden a aliviar el peso y a poner el destino en manos de la suerte; hay fanáticos de la genética que piensan que el destino del individuo está escrito en su ADN. Y qué estrecha es cualquiera de estas visiones, por mucho que algunas estén disfrazadas de racionalidad. La visión más sofisticada que los científicos nos transmiten hoy sobre la realidad es que una vida o un hecho están sometidos a tal multiplicidad de factores que las predicciones resultan imposibles.
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