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Humillados e Indefensos

domingo 16 de marzo de 2014  

Usted lo recuerda. Yo también lo recuerdo. Cuando pasa el tiempo cada uno rebusca en su memoria y cuenta el momento en que advirtió que algo tremendo acababa de pasar. Son esas narraciones orales que se rumian o se cuentan todos los 11 de marzo las que conforman una sinfonía expresionista de recuerdos que conmemora a las víctimas y transmite calor a sus seres queridos. Espero que sea eso lo que perciban los familiares de los muertos, al menos que lo sientan por encima de todo lo turbio que enfangó desde un principio la tragedia, que nuestro afecto limpio —libre de maniobras políticas, teorías conspirativas y una asquerosa voluntad de sacar provecho comercial del asunto— alivie su dolor sin consuelo. EL ARTICULO SIGUE AQUI >> 

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2 respuestas a: Humillados e Indefensos

Mario Bosch Vergara Dice: domingo 16 de marzo de 2014

Después de diez años, sigo viendo la escena. Cuando bajé de aquel tren, mi sensación fue la de sufrir las consecuencias de una guerra ya vivida en los medios de comunicación. El tren en curva, con la gente sentada, tumbada, andando (No corriendo No gritando). El rostro de un rumano, sangrando, pidiéndome el teléfono para llamar a su novia (¿española, tal vez?). La cara asombrada de un obrero con casco amarillo… Después, los pensamientos. Como decimos los catalanes: hice un pensamiento. O más. «Esto ocurre todos los días en el mundo, y convivimos con ello». «¿Podré volver a escuchar música?». La sensación de vergüenza. Por un instante, se me pasó por la cabeza el recuerdo de la noticia unos días antes de que ETA estaba transportando explosivos. Inmediatamente vi que aquello era una escena de guerra, no de terrorismo puntual. Y luego las mentiras, Zaplana leyendo el periódico cuando intervenía Pilar Manjón. Y no han pedido perdón. Ni lo pedirñan. Ni lo espero…

ignacio Dice: jueves 27 de marzo de 2014

Yo también lo recuerdo. Llegar a mi Instituto y comentar la alvajada cometida con otros compañeros. recuerdo también la incredulidad de algunos de ellos respecto a que fuera ETA la responsable. No, mis compañeros no eran vascos ni radicales de izquierda ni nada parecido, era solo gente común que se extrañaba por las «formas» de la autoría que se estaba ya anunciando por el Gobierno. Efectivamente, da igual quién fuera el asesino en ese momento porque había que estar con las víctimas, pero de la misma manera que ahora sabemos que el Gobierno de Aznar nos engañó, si hubiera sido bueno también pòco después, pasado el impacto de la tragedia y también de las circunstancias personales que ud. comenta que aquellos que escribieron artículos centrados no tanto en las víctimas como en los responsables, como el de Antonio Muñoz Molina (compárelo con otros como, si no recuerdo mal uno de Ray Loriga en el mismo medio) salieran al mismo medio para reconocer que le habían engañado. Diez años después entrar a trapo por eso mismo con otros escritores, escudándose en una desgracia personal justificativa resulta, o a mi me lo parece, poco elegante. Las venganzas retroactivas nunca son aceptables, creo yo.

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