Las Trece Fincas
En este país somos expertos en el terreno de la especulación. No me refiero a la inmobiliaria, que también, sino al arte de especular. Por eso abundan las tertulias como churros y florecen como amapolas las teorías. Se sienta uno en un taxi, entra en la panadería o se toma uno un café, y aunque evite el contacto visual para que nadie le hable, a sus oídos llegarán, malditas sean las circunstancias, las palabras de alguien dispuesto a exponer la verdad del asunto. España es un país en el que padecemos un tremendo problema literario. No rematamos una historia jamás. Hacemos el planteamiento, pero, ay amigos, en el nudo nos encastillamos y de ahí no salimos. Pocos de los casos que se plantean en el telediario han conseguido llegar al desenlace. Y eso que los planteamientos son de órdago. Pero si nos aconsejara una autoridad en guion cinematográfico nos diría que comenzamos las historias tan arriba que inevitablemente nos precipitamos hacia un final decepcionante. Yo diría aún más: somos expertos en el no final. EL ARTICULO SIGUE AQUI >>