Felipe VI, el rey sereno
En estas líneas no se me pide un análisis político, sino algunos apuntes sobre su personalidad, un retrato de la persona con la que he coincidido en algunas ocasiones, de tal modo que trataré de expresar con una mirada limpia cómo lo he percibido, aun a sabiendas de que la furia de los tiempos no permite matices. Se acabó aquella división tolerada entre republicanos-juancarlistas, republicanos, monárquicos-nojuancarlistas y otras combinaciones posibles. Hoy, a los ojos del pueblo, o se es cortesano o se es republicano. No hay otra. Y aunque Felipe VI goza en el comienzo de su reinado de unos índices de aceptación mucho más altos que los de su padre en el final de su tiempo, habrá de vivir tensiones y zozobras hasta que en España se empiece a hablar de felipistas, porque monárquicos al cien por cien hay pocos. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ