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Falta Nos Hace

domingo 7 de octubre de 2012  

Hay un desánimo general, quién puede negarlo. Usted sabe de lo que hablo. Ese encogimiento de hombros con el que se desvanecen de pronto las conversaciones. Alguien comienza agitando el tema. Qué tema. El único. Y todos entramos al trapo. Nos quitamos la palabra, argumentamos con vehemencia y rumiamos de qué manera interrumpir la soflama del otro. De pronto, como si el presente nos hubiera vencido de veras y la realidad nos cerrara la boca, viene el silencio. Nos encogemos de hombros y buscamos con la mirada perdida una esperanza de futuro. Ocurre que hay veces en que alguien decide darle un giro a la conversación proclamando la necesidad del optimismo. No porque haya verdaderas razones para sentirlo, sino por esa discutible teoría de que el optimismo es constructivo y el pesimismo es una mierda sobre otra mierda. Cuando se abre paso el optimismo, se dicen tantas tonterías como cuando cabalga el pesimismo; se dice, por ejemplo, que la crisis es creativa, que hay que reinventarse, ponerse las pilas, que si no se encuentra trabajo, pues que se lo inventa uno. Y una vez que ya se han formulado los tópicos de rigor, el silencio vuelve a vencernos y las miradas a perderse. Y si no se escucha aquella frase de “no somos nadie” no es por falta de ganas, sino porque todavía nos quedan ramalazos de aquel país cool que fuimos hasta ayer.

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