¿Por qué queremos tanto a Ana Blanco?
Los que la queremos, ¿por qué queremos tanto a Ana Blanco? Lo expresaré con una frase escueta y simple: porque su imagen representa mejor que cualquier otra el espíritu de la televisión pública. Su figura es lo mejor de esa tele que casi hemos perdido pero que ella, con su sola presencia, mantiene en pie. Queremos a Ana porque su estilo es discreto, no tiene nada que ver con la televisión actual del espectáculo, no es una estrella, nadie la toma como tal, no se comenta en las tertulias políticas ni en las columnas ni se cuchichea lo último que ha contado Blanco en las noticias, porque Ana presenta con la misma tranquilidad y dulzura todos los días, ahora por las noches. No llama la atención nuestra dama por un estilo peculiar de vestir: ella va maqueada como una profesional que trata de pasar desapercibida, sin aspavientos ni escotes, sin cortes de pelo radicales. Su aspecto es casi idéntico al que mostró hace más de veinte años, cuando su cara de niña algo asustada apareció por vez primera en pantalla. La mirada de Ana no se distingue por su intensidad, esos ojos castaños se posan sobre nosotros como si su dueña estuviera resignada a ser la transmisora de las tensiones, los desacuerdos y las desgracias. EL ARTÍCULO SIGUE AQUI – >> http://elpais.com/elpais/2015/10/29/estilo/1446143148_412686.html