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Madres Perfectas

domingo 28 de noviembre de 2010  

Los padres de mi generación están de suerte. Nos pasamos la juventud echándoles en cara la educación recibida (ese autoritarismo que exigía obediencia sin discusión) y ahora, cuando ellos son viejos y nosotros maduros, intuimos que era mucho más fácil burlar a un padre autoritario que a esos papás y mamás encimones que hacen de su criatura el objetivo de su existencia y de la tuya, si es que te pilla de visita. Es curioso, algo se le está escapando a la Iglesia católica cuando, mientras sus templos se vacían de fieles, hay ahí fuera un batallón de desesperados dispuestos a crear un dios a su medida. Muchos padres actuales lo han visto claro: tienen un hijo y lo convierten en el pequeño Buda o en el niño Jesús y lo que desean es que el mundo se una a la adoración de criatura tan extraordinaria. El encimonismo es una de las religiones de nuestro tiempo. Lleva como dos décadas captando almas. Particularmente, me alegro de haber tenido un hijo antes del encimonismo, porque si bien mi generación ya no ejercía la autoridad incontestable de nuestros padres, tenía la ventaja de vivir en un desastre que nos inhabilitaba para ir dando lecciones de maternidad a diestro y siniestro y agradecíamos secretamente a Purlom y a Oscar Mayer la bendita ventaja de resolver la cena en dos patadas. Sí, eran los tiempos anteriores a esa otra religión, la de la comida orgánica, que fusionada con el encimonismo es para echarse a temblar: niños que sólo comen pollos de granja y verduras sin plaguicidas.

El artículo sigue aquí

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14 respuestas a: Madres Perfectas

Trinidad Dice: domingo 28 de noviembre de 2010

No puedo estar más de acuerdo, Elvira.

Daniel Dice: lunes 29 de noviembre de 2010

Valiente artículo elvira

Cristina Dice: lunes 29 de noviembre de 2010

Me parece una falta de respeto. Considero que cada uno es libre de educar a sus hijos como crea conveniente. Aquí parece que quien va de MADRE PERFECTA eres tú, tirando por tierra a las madres que opinan de diferente manera. No soy una fanática de la crianza con apego, pero me molesta los ataques gratuitos a las diferentes forma de criar a los hijos, parece ser que te has querido subir al carro de la polémica.
Me parece perfecto que la madre que quiera dar el pecho lo de, que quien quiera dar biberón lo haga, que quien quiera dar prioridad a su carrera profesional que lo haga, que quien quiere dejar su trabajo y dedicarse a sus hijos que lo haga, que quien prefiere llevar a su hijo en un carrito que así sea, que si prefieren una mochila pues que lo lleven ahí, considero que cada cada madre tiene derecho a educar a sus hijos como considere oportuno y a entregarse a ellos de la manera que ella quiera sin que nadie tenga que juzgarla, sin que nadie mire mal a una madre con un biberón en la mano ni a una madre dando el pecho en público, ahí está la libertad de la mujer, en poder decidir cómo quiere ser madre sin que las otras madres la juzguen.
En tu artículo juzgas a las madres que no son como tú, incluso llevando las cosas a extremos ridiculizantes.
Para mi, te has caido de tu pedestal, simplemente por faltar el respeto a las madres que deciden educar a sus hijos como ellas quieran. Pecas de lo mismo que criticas, ir de madre perfecta por la vida.

Monica Dice: martes 30 de noviembre de 2010

Gracias, Elvira…

… Por haber dado en el clavo. Un artículo como el tuyo sobre las madres perfectas jamás lo habría leído en un periódico del país donde vivo, Italia, y en donde he sido madre hace tres meses. Sobra explicar el porqué, si además consideramos que hace pocos días dedicaron 45 minutos de televisión a debatir si una de sus caras más conocidas hacía bien en haber decidido dar el biberón a su hijo en vez de amamantarlo. Salió muy mal parada del juicio, en un plató lleno de «mamme» que clamaban al cielo ante semejante barbarie.

Gracias por no hacerme sentir inadecuada, perro verde, un sucedáneo, insensible, demasiado independiente, demasiado moderna, demasiado mordaz, demasiado despegada, demasiado egoísta, demasiado poco madre, vaya, sólo porque me atreva a decir en voz alta que ni durante el embarazo me creí la mujer más afortunada y feliz del mundo; ni me siento finalmente una mujer completa y realizada ahora que está él, nuestro hijito precioso al que quiero tanto; ni siento que mi vida anterior a la maternidad carecía de sentido; ni deseé ser madre desde siempre; ni ése fue el principal objetivo de mi vida; ni me he sentido pletórica y plena por dar el pecho; ni quiero quedarme en casa con el crío hasta que empiece a ir a la escuela; ni creo que mandarlo alguna hora a la guardería cuando sea un poquito más grande vaya a traumatizarlo; ni mi hijo ha pasado a ser lo único importante en mi vida, ni ninguna monserga de las que escucho, leo y veo cada día a mi alrededor.

Gracias también a ti, abuela, porque sé que leyendo a tu adorada Elvira Lindo te habrás acordado de mí y de nuestras conversaciones sobre la maternidad. A pesar de tener casi 90 años, eres más moderna que toda esa panda de adeptas de La Liga de la Mala Leche.

Se me olvidaba. A pesar de todo, hace poco supe que en el ambulatorio donde hacen los controles pediátricos al bebé, contra todo pronóstico, yo venía considerada una madre buenísima, segura de mí misma y tranquila y no sólo eso, se comentó que daba gusto encontrarse de vez en cuando madres como yo. Espero que no hayan despedido a la enfermera que lo dijo… Ella también es madre, así que lo tendría crudo para encontrar otro trabajo.

molinos Dice: martes 30 de noviembre de 2010

Leí el artículo el domingo y me encantó..tanto que lo enlacé en mi blog por si algún lector descerebrado se lo había perdido. Para mi los encimonistas son fundamentalistas de la maternidad. Escribo una serie sobre mi visión de la maternidad..y normalmente entran a lapidarme porque me declaro una madre desnaturalizada….

Muy buen artículo..que era lo que venia a decir y se me va la pinza

Belén Dice: martes 30 de noviembre de 2010

Te habrás quedado agusto guapa, menuda manera de provocar al personal. Que pasa, que El País ha visto la polémica que ha suscitado el tema Madres, y os queréis unir, ¿no?. No entiendo que digas las cosas que dices, un niño acaso ¿no merece atención?, ¿ha de ser cuidado por otros?. Por qué te metes con las madres, cada uno educa, cría, cuida a su hijo como quiere. Y me parece lamentable el tono de tu artículo.

Rosa Pujolar Jordi Dice: martes 30 de noviembre de 2010

Ya era hora que alguien lo dijera…y ni caso de éstos que dicen que se les falta al respeto y que su manera de criar es «crianza con apego» o «crianza con respeto»…pero, qué se creen, que faltamos al respeto a nuestos hijos ? o que éramos unas desnaturalizadas? Reivindico, fui «madre cuervo», siempre intentando que echaran a volar y volvieran cuando quisieran si querían…y creo que volvería a hacerlo de forma parecida…y ellas,post adolescentes, estan muy satisfechas…

AnnaJR Dice: miércoles 1 de diciembre de 2010

Yo también me alegré enormemente de leer tu artículo, esa visión sobre la maternidad imperfecta, llena de dudas, alejada de dogmas. Tengo dos hijas de 2 y 4 años, he estudiado, trabajo, soy una profesional como quiso mi madre no trabajadora que fuera (yo también lo quise, lo quiero) y claro que mis hijas son el centro de mi vida, el amor más grande que se pueda sentir. Pero detesto el determinismo biológico de la crianza natural. Me niego a admitir que el vínculo que tenemos las tres es menor por no haber amamantado, es menos intenso porque parí en un hospital con epidural y la mar de contenta. También me solivianto cuando me voy a trabajar o a cenar con mi marido y me dicen que ‘dejar’ a los niños con los abuelos, con una canguro no es bueno (‘para eso, yo no tengo hijos’, ‘nunca me he separado de mis hijos, ni una sola noche’). Yo sí que he tenido hijas en pleno auge del ‘encimonismo’ y me he tenido que oir en la sala de espera del pediatra (centro de reunión de fundamentalistas de la causa) que llevar a un bebé de dos meses en el carro y no en el portabebés, era una lástima, que se perdía el contacto con la niña, piel con piel. Que no podía apuntarme a un taller de masajes para bebés porque eran sólo para niños que mamaban… Que si no había pensado en pedir una excedencia porque la guardería hace a los niños más violentos. De eso hace 4 años, pobre de mi, una madre novata que descubría unas ideas sobre la maternidad que chocaban con mis ideas preconcebidas y con las que empezaban a despertar. Y que afortunadamente leyó a Betty Friedan, Elisabeth Badinter, a Hannah Rossin… y a pesar de eso sigue adorando a sus hijas y pensando en ellas continuamente. Gracias Elvira. No es fácil leer posturas como la tuya. Ah, por cierto, y si no estás muy puesta en la literatura y los tópicos de la blogesfera naturalista, no te asustes que te van a poner a caer de un burro. ¡¡Saludos!!

Pilar Dice: viernes 3 de diciembre de 2010

Menudo revuelo.
Lo más curioso, considerar las opiniones de tu articulo como machistas.
Pretenden devolvernos al hogar, atadas por la cadena del amor a nuestros hijos, como si no pudiera hacerse de otro modo, y las machistas somos nosotras.
Alucino.

marianvlc Dice: lunes 13 de diciembre de 2010

Pensaba que no entraría dentro del grupo de madres encimonas, pero veo que sí, o quizá no te he entendido bien. Yo comprendo que cada una eduquemos a nuestros hijos como mejor sabemos, pero espero por el bien de los hijos que TODAS hagamos de ellos el centro de nuestra vida. Eso no significa que renunciemos a lo demás. Yo no aspiro a ser perfecta, pero me gusta dedicarle lo mejor de mí a mis hijos, y eso incluye darle lactancia a demanda hasta que ellos deseen. No he renunciado a mi trabajo temporalmente (ni su padre) porque ninguno de los dos nos lo podemos permitir. ¡Ojalá hubiera podido!, pero abogo por la extensión del permiso maternal/paternal, y por dedicarle el máximo tiempo a los hijos. Por una razón bien clara: nadie me ha obligado a tenerlos y ellos no han pedido venir.

María Dice: jueves 16 de diciembre de 2010

De pensamiento feminista, ahora mismo embarazada, y futura madre imperfecta. Te contesto en tu blog porque tus reflexiones me parecen poco afortunadas, y porque supongo que tendrás interés de conocer otras opiniones (aunque puedo asegurarte que a mi lado no tengo ninguna escopeta cargada). Yo también veo en esta moda una forma de llevarnos al hogar, pero no entiendo qué tiene que ver todo esto con la elección de alimentación de nuestras criaturas. Mi pareja y yo tenemos profesiones que nos permite tener una flexibilidad de horarios bastante amplia y esperamos poder irnos turnando en el cuidado de nuestra criatura (que es lo que tiene, que da igual si le das teta o biberón, que es que tiene que estar alguien con ella 24 horas al menos hasta que cumpla 2 años, y la forma de alimentación no es determinante en este hecho). Lo que no creo que sea obligatorio es que tenga que estar con la madre, hay un invento que se llama sacaleches, y más historietas que ahora no voy a describir. ¿Sufrimiento el tener a una criatura colgada de la teta? Será que me encanta dormir y eso de levantarme, aunque sea a turnos, a calentar biberones; o no poder ir a según qué sitios porque tengo un bebé al que darle un biberón… no sé, no le veo la libertad, ni la comodidad por ningún lado, más bien una imposición de la cultura consumista en la que vivimos (muy conveniente además para las industrias farmacéuticas). Aunque pienso que es cada pareja la que debe escoger de forma corresponsable lo que más le convenga y como mejor se apañen.
No tenemos nadie a quien «colocarle» nuestro bebé, y si en el transcurso de su crianza podemos contar con la ayuda de alguna otra persona, familiar o amiga, fuera de la pareja, pues ya veremos, pero desde luego esto no estaba dentro de nuestros planes cuando lo concebimos. No me parece muy responsable tener un bebe para que nos lo cuiden otros, y tampoco tenemos recursos económicos para pagar a alguien, ni recursos para el cuidado en nuestro entorno.
Pero lo que sí me ha llegado al alma ha sido que consideres excesivos los cuidados prenatales, conmigo has pinchado en hueso, porque nosotros hemos sufrimos una muerte anteparto, y claro, ya lo de banalizar con los controles y el cuidado… Entiendo que yo pertenezco a ese rarísimo porcentaje que hubiera precisado de aún más control perinatal (no había forma humana de haberlo sabido), y que hay que tener en cuenta el factor riesgo-beneficio y que no se puede tratar a las embarazadas como enfermas, pues sólo el estrés que se produciría no justifica un mayor cuidado. Pero puedo asegurarte que los fetos se mueren dentro del útero y que es preciso cuidarse y que te cuiden, controlen y vigilen para evitar, dentro de lo razonable, el sufrimiento de la pérdida, y una vez que se ha producido el fatal desenlace poner tu vida a salvo. Yo estoy muy contenta de haber llevado un estricto cuidado prenatal porque a día de hoy no tengo absolutamente nada de lo que sentirme culpable. Así que por favor, no banalices con los cuidados prenatales, si los profesionales médicos indican una serie de cuidados previos al nacimiento es porque se han descrito casos, pocos seguramente, pero suficientes como para tomar las medidas oportunas instauradas por protocolo que ayuden a evitar pérdidas innecesarias.

Alba Dice: lunes 31 de enero de 2011

Muy bien María, muy bien dicho.
Yo soy una madre imperfecta, trabajo y le doy el pecho a mi hijo, que tiene 9 meses.
Este debate irrisorio que pretende enfrentar la liberación de la mujer con la maternidad es divertido por falso.
No hay necesidad de tal enfrentamiento, y el que lo alimenta simplemente está en otro plano de la realidad. No hay debate, al otro lado no hay Norman Bates ni madre muerta. Apague el televisor y despierte de su pesadilla, señora Lindo, fuera está la realidad esperando que usted tenga la curiosidad de descubrirla.

Sabrina Dice: miércoles 12 de octubre de 2011

Un artículo increíble. Me encantó, saludos.

Ana Dice: martes 26 de agosto de 2014

Agradezco infinito este artículo, Elvíra, Muchísimas Gracias.

No sabes cómo se está poniendo la cosa de la maternidad (yo que estoy embarazada, lo estoy padeciendo)…parece que es nuevo foco de fundamentalismo. Y lo peor de todo, es un fundamentalismo traído del ámbito «progre» tócate las narices. Es, ahí donde me corto circuito. Porque si fueran las legionaras de cristo las que me vienen con estas cosas, lo entendería, pero que sea las mujeres progres y avanzadas las que te miran mal por no querer dar pecho, resulta acojonante, de verdad. Gracias a tí por escribir esto, buhf, qué respiro!

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