Con La Que Está Cayendo
La alegría va a acabar siendo un sentimiento subversivo. La crisis del 29 despertó las conciencias sociales pero también inspiró un arte cinematográfico, teatral, musical que trataba de iluminar unas vidas que de haberse limitado sólo a la realidad no hubieran pasado del gris. Al poeta sueco Tomas Tranströmer, premio Nobel de Literatura de 2011, sus compatriotas practicantes de la poesía comprometida, tendencia dominante en los setenta en su país, le acusaban de crear versos escapistas, ya se sabe, paisajes invernales, misterios de la vida cotidiana, recovecos de su mundo interior, de los sueños o la música. Antes de continuar, juro ante Dios y ante mis lectores que no tengo nada en contra de la poesía o de la novela social, tampoco de los cantautores, del teatro y del cine comprometidos o de las performances de Marina Abramovich que denuncian la soledad del ser humano, la incomunicación, la alienación del individuo, el sexismo, el racismo, vamos, que no se dejan un atisbo de injusticia sin denunciar.