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La ley (del silencio) de Ángeles González-Sinde

sábado 12 de noviembre de 2011  

El restaurante Gonpachi es una inmensa taberna ubicada en el barrio tokiota de Roppongi. Es popular, entre otras cosas, por haber sido el escenario de la película Kill Bill. Las autoridades españolas en la capital japonesa suelen llevar allí a sus invitados para ofrecerles una cena bullanguera y colorista. Cuando entré en ella la noche del 21 de octubre, acompañada por el equipo directivo del Cervantes de Tokio, Ángeles González-Sinde ya estaba sentada y rodeada por asistente, asesores, escolta, el embajador de España y otros cargos diplomáticos. Sinde es una mujer fuerte, de gran envergadura ósea, pero esa noche me pareció encontrarla disminuida, con el encogimiento propio de quien está incubando una gripe. Lo achaqué al jet lag y, al cabo del rato, como suele ocurrir, tras unos vasos de sake, la conversación fluyó sobre curiosidades japonesas y creí ver el mismo rostro de siempre.

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Soso

miércoles 9 de noviembre de 2011  

Más que en un debate político daba la impresión de que nuestros aspirantes a la presidencia del Gobierno estaban cantando temas ante un tribunal de oposición. Nuestros opositores llevaban unas lecciones aprendidas y las iban a soltar como fuera; de aquello que no querían hablar porque les producía incomodidad o porque no estaban suficientemente preparados se escurrían como anguilas. Tampoco parecía que quisieran poner al otro en demasiados aprietos.

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Presidentes

miércoles 2 de noviembre de 2011  

Que un presidente no es un líder de la oposición es algo que tuvo que aprender Zapatero abruptamente. En los primeros tiempos de su presidencia vivió en un terreno abonado por la ilusión; con un país que parecía prosperar mágicamente, sin que nadie supiera de dónde salía el dinero y donde al jefe de Gobierno le bastaban dos tardes para entender una economía que crecía sola, el presidente tuvo la oportunidad de disfrutar del mandato y su reverso, de ser jefe e indio, mandamás y opositor. Pero la realidad se impuso: cuando el obligado ejercicio de la diplomacia le enseñó los colmillos hubo de recular y tratar de borrar aquel gesto de no levantarse al paso de la bandera americana; cuando la crisis aguó la fiesta, tanto el presidente como nosotros, los que escribimos, y ustedes, los que leen, fuimos conscientes de que no podemos opinar sin entender algo de economía; cuando la cosa se puso fea se dejaron a medias asuntos que parecían fundamentales, como la ley de memoria histórica o la de dependencia.

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El Terror

miércoles 26 de octubre de 2011  

Antológica esa primera plana en la que aparecía el titular Fin del terror, referido al abandono de las armas de ETA, y al lado, como si se tratara de una broma pesada, la foto de Gadafi destripado, desprovisto ya de su aura de dictador y convertido en un ser humano derrotado por la tortura y la humillación. El terror no da tregua. Hay terrores grandes, los que amenazan a un pueblo, inoculan el miedo en el corazón de la gente y toman como rehenes la libertad de pensamiento y palabra.

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Desconcierto

miércoles 19 de octubre de 2011  

Cabe la posibilidad de que ETA anuncie en los próximos días que abandona la lucha armada. Así lo vaticinan, casi lo anuncian conteniendo a duras penas el redoble de tambores, los que han participado activamente en la conferencia de paz. Otros que han participado, pero pasivamente, como el PSE, muestran cautela, cautela provocada por errores del pasado y también por ser conscientes de que en toda esta representación se les ha dado un papel secundario. Pero no son solo ellos quienes han podido sentir desconcierto (aunque no lo reconozcan), también lo hemos experimentado muchos de los que hemos actuado como meros espectadores.

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La Bromita

miércoles 12 de octubre de 2011  

Hay que ser muy ingenuo para, siendo una persona pública, utilizar el Twitter como si fuera un divertimento entre amiguetes. Hay que ser muy torpe y no haberse leído las instrucciones de uso para no saber que la dichosa frasecilla de 140 caracteres no se la estás contando al oído a los tuyos, sino que los vientos cibernéticos la ponen a disposición de cualquiera. Hay que ser poco elegante para que, en estos días en los que se avecina un cambio de partido en el Gobierno, un alto cargo del PP bromee con el puesto que puede perder una periodista de Televisión Española. Hay que ser muy burdo para bromear con algo que constituye uno de los cánceres de esta democracia: nada es estable, cuando los ganadores toman el poder defenestran a todos los cargazos y carguillos que nombró el partido perdedor, una de las pésimas tradiciones españolas que no se han sabido o no se han querido remediar. Hay que ser más patoso todavía si la víctima de tu broma es alguien que sabes que no goza de la simpatía de los tuyos, los que en breve estarán al frente de todas las instituciones.

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Dos Españas

miércoles 5 de octubre de 2011  

En el Instituto Príncipe Felipe de Valencia trabaja la bioquímica Consuelo Guerri. La señora Guerri lleva 30 años investigando sobre las consecuencias que tiene el alcohol sobre el cerebro, no solo en el de un consumidor adulto sino en un cerebro en formación, como el del feto. La señora Guerri recibió hace unos días el premio alemán Manfred Lautenschläger en reconocimiento a una labor brillante que ya ha dado reconocidos frutos.

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El Entrevistado

miércoles 28 de septiembre de 2011  

Una entrevista de tres minutos en la BBC a un especulador financiero corre como la pólvora por Internet. Lo que dice no es algo que no hayamos escuchado. Que el mundo está en manos de Goldman Sachs y no de los líderes políticos. Que los mismos que han provocado esta crisis se beneficiarán de ella. Que así ocurrió en el crash del 29. Que en un año millones de pequeños ahorradores perderán su dinero. Que lo perderán porque van a quedarse de brazos cruzados dado que ignoran cómo poner a buen recaudo lo que han ganado con esfuerzo. Que para él y otros como él, agentes, brokers, inversores (que a diferencia nuestra saben cómo actuar), se abre una gran posibilidad de enriquecimiento. Que él personalmente sueña todas las noches con una gran recesión. Que el euro se hunde. Que los mercados no creen en el fondo de rescate. Tres minutos inolvidables. Y lo dice sin que le tiemble la voz o sin que parezca experimentar aquello tan antiguo que se llamaba empatía con la desgracia ajena, o culpa. O remordimiento, palabra en desuso. Por algo será.

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Y si…

miércoles 21 de septiembre de 2011  

No se me ocurriría negar la gravedad de la crisis. Cinco millones de parados soportan la evidencia sobre sus espaldas en jornadas difíciles de sobrellevar sin trabajo. También ese porcentaje de jóvenes que terminada su formación no saben en qué demonios emplearla. O esas pequeñas empresas que se rinden y cierran. O aquellos trabajadores que por no llegar no llegan ni al mileurismo (aunque esta situación se daba antes de que la crisis fuera catalogada como tal y consistía en el mero aprovechamiento de muchas empresas de los llamados becarios). No, lo que se tiene ante los ojos no se niega. Fui incluso una de esas osadas voces que en una de estas columnas y en alguna mesa con colegas queridos se atrevió a decir que España estaba en crisis, lo cual no era fácil dado que hasta tus colegas queridos podían acusarte de catastrofismo, reaccionarismo o sacrilegio en aquellos tiempos en los que Zapatero gozaba de un componente sagrado. Algunos se lo veían. Yo no. Ni a él ni a ningún político. Permítanme que, si tuve un acierto (uno), lo airee.

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El Pecado

miércoles 14 de septiembre de 2011  

Raro este país nuestro en el que nadie dice lo que gana o lo que tiene. Es sin duda una manera de protegerse de la envidia; una táctica para librarse de los pedigüeños; en el mejor de los casos, el deseo de no herir al que no lo tiene. Un decoro inculcado en nuestro catálogo moral por la tradición católica. En ese respeto a las tradiciones, nuestras derechas y nuestras izquierdas se parecen mucho más de lo que ellas estarían dispuestas a aceptar. El votante de derechas cree que si un personaje público de izquierdas tiene un patrimonio no está legitimado para defender la justicia social; el de izquierdas está dispuesto a desconfiar, por principio, de aquel que se enriquece pero también genera riqueza, es decir, del empresario. El dinero hay que llevarlo en secreto. Es un pecado.

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