Progresista
Gallardón, el alcalde que quería ser ministro, se ha destapado afirmando que volverá a la ley del aborto basada en los tres supuestos (malformación del feto, violación o trastorno psiquiátrico de la embarazada). Adiós a la ley de plazos. Y lo ha anunciado con una frase que me ha dejado atónita: «Es la medida más progresista que podía tomar». Vaya adjetivo del que se ha servido. Progresista. Gallardón siempre sorprende. Es un experto redomado en la cabriola verbal. Por un lado, contenta a esa derecha a la que la ley de plazos proporcionó tantas horas de airadas tertulias; por otro, quiere curarse en salud calificando esta vuelta atrás con un epíteto que pretende santificar su decisión.