Sin niños
miércoles 21 de noviembre de 2012
Un país con pocos niños es triste. Una sala de cine vacía también lo es, aunque no sea comparable el dramatismo de los dos escenarios. Los nacimientos decrecen en España. En las razones para este descenso intervienen el aumento de la emigración y el descenso de la inmigración. Pero en los análisis que se han hecho de esta mala noticia —mala, en un puro sentido económico; mala también en cuanto a que provocará decadencia social— no encuentro que se contemple uno de los temores que desde hace ya unos años paraliza la voluntad de tener descendencia: ¿es este el mundo que deseo para un hijo?