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Constitución

miércoles 11 de diciembre de 2013  

Lo más desesperante de esta época es que acaban siendo fundamentales unos debates que son posiblemente accesorios. Desde hace un tiempo, al hilo del independentismo catalán, se viene repitiendo como un mantra que es urgente que se cambie la Constitución. Al parecer, si esa Constitución se cambiara, se solucionaría el encaje de Cataluña, se ampliaría el sistema de participación de los ciudadanos, se aliviaría incluso la crisis económica y, lo que parece más importante, se adecuaría la ley de leyes a sus contemporáneos, dado que alguien por ahí ha difundido la certeza (con gran éxito de crítica y público) de que las Constituciones tienen que renovarse casi al tiempo que las generaciones. EL ARTICULO SIGUE AQUI >> 

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2 respuestas a: Constitución

jose luis Dice: miércoles 11 de diciembre de 2013

Me parece un articulo lleno de inteligencia e ironia, como suelen ser todos los suyos. Le felicito y le animo a que siga dandonos esas dosis dJe buen sentido qque tanto necesitamos

Manolo Maziño Tunín Dice: jueves 2 de enero de 2014

La Constitución española de 1978 es una pieza jurídica de unas características tan sobresalientes e irrepetibles que será muy difícil de mejorar por otra que nadie, de momento, sabe lo que dice y lo que deja de decir. Cuando una ley está bien hecha es muy complicado mejorarla, mucho. La Constitución es fruto de la inteligencia que un pueblo entero desarrolló para pasar de la dictadura a la democracia sin violencia. En el proceso de su elaboración se alcanzó un clima tal de entendimiento e inteligencia entre todos que será muy difícil que se vuelva a repetir, sobre todo mientras en la vida política y social española existan NECIOS de la categoría de Aznar o Artur Mas, cuyo nivel de INCOMPETENCIA (cuando no nulidad) está arrastrando al país a una crisis de consecuencias imprevisibles. No hay que cambiar la Constitución. Nadie ha sido capaz hasta la fecha de presentar un solo argumento que justifique la defensa de un proyecto de ley de constitución que pudiese suplir a la actual. Hay mucho «reformista» de boquilla, que lanza el globo sonda a la espera de que otros lo recojan, y sean capaces de articular alguna propuesta de reforma sin caer en el más puro ridículo de quien habla por hablar sin saber lo que dice, sin haberse leído siquiera la Constitución. No hay que reformar la Constitución; lo que hay que hacer es echar de la vida política URGENTEMENTE a los necios, a los corruptos, a los vividores y a los aprovechados. Todos sabemos de sobra quiénes son todos y cada uno de estos especímenes. Caerán por sí solos en el momento en que dejemos de defenderlos y votarlos, en el momento en que empecemos a enseñar los dientes a toda esta calaña de criminales que nos está llevando a la desgracia.

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