Aire Fresco
Poco a poco el español se tendrá que ir vacunando contra esa desconfianza que le produce el que se va a vivir fuera. Provocaba una simpatía lógica el obrero que se veía obligado a emigrar al norte de Europa en los años del desarrollo, y un resquemor torvo quien se marchaba por aburrimiento o porque buscaba nuevos horizontes en un tipo de trabajo cualificado. Hoy sigue siendo una experiencia común a aquellos jóvenes profesionales que trabajan en el extranjero que, al volver a su pueblo o a su barrio, se les desautorice cuando opinan sobre algo que sucede en España: «Tú es que como vives fuera ya no sabes de qué va esto».
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