Sonrojo
miércoles 26 de junio de 2013
Aunque haya cierta alegría liberadora al celebrar la sentencia condenatoria de Silvio Berlusconi, este empresario-político no surgió de la nada ni actuó en solitario. Sus maniobras empresariales estuvieron amparadas por las leyes o por la falta de aplicación de estas, también sus trampas; la compra de políticos pudo realizarse porque otros políticos se dejaron comprar; la rentabilidad de sus canales televisivos fue posible por el respaldo de la audiencia, que imitó voluntariamente los patrones de conducta de todo un modelo de comportamiento, exportado con éxito de crítica y público a países como el nuestro. EL ARTICULO SIGUE AQUI >>