No, Gracias
Pero vamos a ver, ¿de qué estamos hablando? Creo que muchos españoles (que no españolistas ni españolazos) estamos observando el independentismo creciente en Cataluña sin ese enconamiento que a algunos les vendría de perlas, con distancia emocional. No hay apasionamiento con respecto a este asunto, sí cierto estupor, ¿será verdad que una mayoría de catalanes se quieren independizar de nosotros? Pero la actitud general desde que Convergència decidió sacar pecho y dar voz institucional a la manifestación de un sentimiento “ilusionante”, como se dice ahora, ha sido la de aceptación: lo que tenga que ser será, y si ha de ocurrir, que sea de la mejor manera posible. Es extraordinario, para una vez que los españoles no somos broncas, esta actitud parece no gustarle ni a unos ni a otros: ni a esa minoría que defendería la patria española hasta no se sabe qué últimas consecuencias, ni a aquellos que defienden la nación catalana.