Sermoneando
Hace años vi un documental sobre jóvenes gais judíos ortodoxos (todos los adjetivos son necesarios) que luchaban porque se les permitiera ser rabinos. Dedicaban su juventud a ese empeño y sufrían horrores con la negativa de una Iglesia en absoluto tolerante con su condición sexual. Durante la hora que duraba la película yo me preguntaba, ¿por qué no dedican sus energías a otra cosa? ¿por qué no llaman a las puertas de otra religión que los admita? Para los creyentes españoles la posibilidad que propongo de cambiar a otra religión si la tuya no te admite tal cual eres pueda sonar frívolo; no lo es en cambio para muchos ciudadanos americanos que eligen su fe en función de las condiciones que cada Iglesia ofrece y demanda.