No Hay Otra
Esto es lo que pasa cuando se pergeñan apaños en la ley para responder a un clamor popular de justicia. El clamor popular es legítimo. Lo que uno desea, aunque no le unan con la víctima lazos de amistad o familiares, es que el culpable pague. El familiar de una víctima del terrorismo lo expresaba ayer de esta manera: “que se pudra en la cárcel como se están pudriendo sus víctimas”. Aun entendiendo las indiscutibles razones sentimentales que llevan a pronunciarse así, siente una un escalofrío al escucharlo: en primer lugar, por el muerto. EL ARTICULO SIGUE AQUI >>