El Tocino
De camino a la caseta en la Feria de Libro de Madrid, un lector del periódico me pregunta, así, de sopetón, que qué me parece lo de Franco. ¿Lo de Franco? Ah, ya caigo, lo de la Academia de la Historia. Añade el hombre, con cordialidad, que está esperando una columna. Ay, las columnas, las columnas. En España tenemos cierta tendencia a utilizarlas no para aportar algo nuevo a lo que ya está dicho, sino para dejar bien claro en qué posición estamos nosotros.