Un Desahogo
La semana pasada un conductor atropelló a un anciano y a su perro, los dejó moribundos en el asfalto y se dio a la fuga. El anciano y el perro murieron, el criminal ha sido detenido. Sólo las personas que han vivido en sus propias carnes un atropello o que han perdido en esa circunstancia a un ser querido conocen la angustia de sentirse víctimas de un delito que a menudo es tratado con benevolencia. No quiero decir que el conductor que atropelló al anciano y le negó auxilio represente a todo el colectivo de conductores, pero al menos en Madrid, la ciudad en la que ejerzo de peatón, hay un comportamiento agresivo generalizado en el que unos no reparan y otros aceptan con resignación. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ >>