Demasiado Relaxing
jueves 22 de octubre de 2015
Escribir una columna sobre el encuentro, no debate, de Iglesias y Rivera en un bar de Barcelona, por más que la jauría tuitera se empeñe, no puede despertar apasionadas reacciones: el anunciadísimo encuentro de los dos titanes, triunfante desde luego en el ranking de audiencias, no cabe juzgarse sino como una audacia televisiva consistente en convocar a dos rivales de la nueva hornada para que den una lección de buenos modales a la vieja escuela. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->>