Dónde están
Hace unos meses, en unas jornadas sobre los cambios sociales que ha experimentado España en los últimos treinta años, se me ocurrió decir, al hilo del asunto de las cuotas, que mientras no viviéramos en una sociedad que aceptara de manera natural la igualdad esas cuotas deberían cubrirse con mujeres altamente preparadas. Tras la charla se me acercaron dos jóvenes que airadamente me recriminaron el comentario, calificándolo de discriminatorio. A mí también me gustaría, les dije, vivir en un ambiente en el que hubiera tantas mujeres ineficaces como hombres ineficaces hay en puestos de liderazgo, pero, de momento, nuestros errores o fracasos siempre son señalados como si fueran consecuencia de la condición femenina. Un ejemplo: el gesto serio en la dimisión de un político se suele interpretar como signo de solemnidad; en una mujer, como el célebre número de los pucheritos.