Un Cambio
Las personas que tendemos a la sensatez, aun sabiendo que no hay nada menos popular en España que un espíritu moderado, llevamos tiempo añadiendo en nuestras columnas la obligada coletilla de que lo que hagan unos cuantos corruptos no puede enturbiar todo un sistema que tanto costó poner en pie. La sombra de la inhabilidad española para sostener en el tiempo períodos democráticos y estables nos lleva obligando años a hacer un continuo ejercicio de responsabilidad. Pero, de una vez por todas, aunque temamos verbalizar lo que ronda en nuestra cabeza, debemos admitir que ese borrón, que en situaciones normales se le permitiría a todo buen escribano, se ha extendido en los últimos años hasta hacer casi invisible las zonas limpias del sistema.