sábado 30 de mayo de 2020
El señor Facebook, siempre dispuesto a manipular los sentimientos de sus usuarios, me mandó hace unos días un foto-recuerdo del pasado mayo. En él, aparezco con unos amigos, todos sujetando un mantón de Manila que vestí para leer el pregón isidril en el balcón del viejo Ayuntamiento de Madrid. Con la distorsión del tiempo y el espacio que nos ha provocado el confinamiento hubiera dicho que la foto era si no de otro siglo, al menos de otro mundo. Pero solo hace un año. Hace un año tocábamos 10 personas el mismo mantón. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->>
sábado 23 de mayo de 2020
Hay que tener mucho cuajo para soportar en estos días de pandemia una presencia pública. Así lo pienso cuando cada día escucho a Fernando Simón y a Salvador Illa, los dos hombres que han asumido la difícil tarea de comunicar a la población el drama y de indicar unas normas de actuación que eran inéditas y traumáticas para las personas más desamparadas. Me parece admirable que los dos hayan encajado brutales campañas de descrédito sin perder las formas. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->>
sábado 16 de mayo de 2020
Lo que yo deseaba, de corazón y sin acritud, era saber de primera mano a qué llaman libertad aquellos que han sido, de cuna y tradición, tan partidarios de cercenarla. La realidad de los tiempos ha puesto a prueba los conceptos y vamos a ver en un futuro próximo cuál es el que prevalece. Hay ahora partidarios de una libertad en la que el deseo individual y de clase se sitúa por encima de todo, y está esa otra libertad de los que han entendido que el deseo debe estar limitado en virtud del bienestar colectivo y que para que ese bienestar no sea solo patrimonio de unos pocos se deberían aceptar restricciones en nuestro sistema de vida. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->>
sábado 25 de abril de 2020
No pocas veces me ha ocurrido que he caído en la cuenta de lo que significaba una frase, un libro o una mera situación que se me antojaba extraña, tiempo más tarde, cuando la experiencia me abría los ojos y era capaz de ver con claridad lo que un artista o la propia realidad me quería expresar. El ejemplo más reciente de ese entendimiento retrospectivo lo he vivido con la película Contagio de Soderbergh, y creo que esta revelación es común a mucha gente porque la película se ha convertido en el éxito del confinamiento, después de nueve años de su estreno. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->>
sábado 18 de abril de 2020
El virus ataca a cualquiera, pero el confinamiento está castigando, por encima de todo, a los que viven en la escasez y han de soportar cada día el terrible peso de la incertidumbre. Son las víctimas silenciosas de la pandemia. Y contrastando con esta insoportable y muda realidad de tanta gente, en las sesiones parlamentarias hay quienes agitan el miedo y la mentira, obedecen a un afán destructivo, piden bajadas de impuestos para desamparar más a los desposeídos o insisten en sus irritantes reivindicaciones territoriales. Juegan con fuego, lo saben y disfrutan. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->>
sábado 4 de abril de 2020
Esta educación virtual nos muestra también una realidad que no debemos ignorar: hay hogares sin banda ancha, familias que no tienen ordenador o solo hay uno para el trabajo del padre o de la madre. Hay progenitores que no disponen de tiempo o capacitación para ayudar a los hijos en la tarea. Tenemos la certeza de que los que más sufrirán este parón serán los niños de nivel económico más bajo. Y yo me pregunto si esta desigualdad no se podría tener en cuenta al calibrar cuánto se puede exigir en una situación insólita. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->>
domingo 29 de marzo de 2020
Queremos pensar que esto provocará un cambio en nosotros. Necesitamos imaginar que esta experiencia colectiva, traumática, nos hará, por así decirlo, mejores personas. Más atentos a lo esencial, menos anhelantes de lo prescindible. Pero eso no ocurrirá si no aceptamos que el cambio afecte a la manera en que hasta ahora hemos vivido.
EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->>
domingo 15 de marzo de 2020
Pero la caprichosa composición del virus ha querido que sean los ancianos o los que ya padecen alguna enfermedad los elegidos para que la infección les castigue con más saña. Estremecía observar cómo durante días la población se sentía liberada o bendecida por el mero hecho de no haber viajado a Italia, no tener problemas cardiovasculares o no ser viejo. Cuando en los medios de comunicación daban cuenta de un nuevo muerto, de inmediato se informaba de su edad y de sus patologías previas, para que los demás respiráramos aliviados. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->>