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Exilio

miércoles 15 de mayo de 2013  

Leo en la prensa la historia de Diego Martínez Santos, el físico gallego que casi a la vez ha obtenido dos logros tan significativos como contradictorios: el de ser nombrado mejor físico europeo por la Sociedad Europea de Física y el de que se le haya denegado su vuelta a España con el programa Ramón y Cajal de investigación, por considerar el comité seleccionador que su currículum no está a la altura. ¿A la altura de quién? A la altura de los individuos que hacen la selección. EL ARTICULO SIGUE AQUI>>

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5 respuestas a: Exilio

Luis Fernández Dice: miércoles 15 de mayo de 2013

La verdad es que la noticia en sí misma y el texto de Elvira admiten pocos añadidos. Sin embargo, he recordado al leerlo algo que me parece evidencia del rigor y la seriedad con la que los gobiernos de turno vienen tomándose este tipo de cosas… El Boletín Oficial del Estado publicó en abril de este año una resolución por la que se prorrogaba durante seis meses el plazo para resolver el procedimiento de concesión de ayudas de los Subprogramas Ramón y Cajal, Juan de la Cierva, Personal Técnico de Apoyo y Torres Quevedo. Todos los solicitantes de estas ayudas, que ya habían esperado seis meses la resolución de sus solicitudes, pasaban a poder esperar otro medio año más. La justificación era cuando menos pintoresca. Al margen de que se aludía, en el encabezamiento por el que justificaba esa prórroga, a una convocatoria publicada en el BOE de 24 de octubre de 2013 [sic] -obviamente fue en el 2012-, el texto se desmarcaba con unos llamativos argumentos para explicar la medida. No era problema de escasez de dinero, ni nada por el estilo, sino otra cosa más prosaica (paso a citar literalmente el BOE): «Por una parte, la tramitación administrativa e instrucción del procedimiento de este tipo de convocatoria en sus diferentes fases conlleva la aplicación de un gran volumen de recursos humanos y materiales a emplear en su instrucción, a fin de garantizar un procedimiento de selección transparente y objetivo, volumen del que no se dispone en la actualidad. Por otro lado, a este tipo de convocatoria se viene presentando un cada vez más elevado número de solicitudes, que amplía las dificultades que conlleva la carencia de recursos humanos y materiales mencionada.» O sea, que el Ministerio de Educación debe carecer de personal suficiente como para atender el asunto como es debido… En fin, nada más ilustrativo que la propia lectura del BOE, por si alguien tiene interés: http://www.boe.es/boe/dias/2013/04/05/pdfs/BOE-A-2013-3658.pdf

Gracias, Elvira, por tu artículo.

Bel Dice: miércoles 15 de mayo de 2013

Hola Elvira,
te sigo desde hace mucho y me encantan tus artículos.

Leí este artículo tuyo esta mañana y, aunque comparto tu preocupación por este tema, quería aclararte algo.

El programa Ramón y Cajal es muy competivo y además está pensado para investigadores con algo más de experiencia que Diego. También existen el programa Juan de la Cierva, para gente más joven. Estos programas son de las pocas oportunidades (en muchas áreas las únicas) que ahora hay en España para trabajar en investigación.

Los comités hacen un esfuerzo por ser imparciales, y se consigue que el sistema, aunque pueda tener sus errores, sea bastante justo. Desde luego, está a años luz de la tradición española en universidades y centros de investigación. Durante unos años ha sido en muchas áreas la única oportunidad de trabajar en España para muchos científicos que no tenían «padrino» en ninguna universidad. Por lo que te leo, sé que no era tu intención desprestigiar este programa, pero parte de lo que dices puede dar la sensación de que es así, de que el comité no ha elegido bien al candidato. Es una pena que la gente se lleve esa impresión, de uno de los medios más limpios para encontrar trabajo de investigador en España.

Los programas Ramón y Cajal, y Juan de la Cierva se han reducido muchísimo. Ese es el problema. Y plazas en las universidades (con o sin padrino) no hay.

Este investigador, como muchos y muchos otros, no está fuera de España porque el comité haya decidido que «no está a la altura», sino por los enormes recortes en investigación de los últimos años.

Que un investigador español tenga reconocimiento internacional y no encuentre trabajo en España debería avergonzar a España cada día. No es el único caso, ni el peor, pero es más «llamativo» y espero que puedas, Elvira, ayudar a difundir el problema más acuciante: los grandes recortes.

Un abrazo y gracias por tus artículos,
Belén

eduardo segovia Dice: miércoles 15 de mayo de 2013

Veo que la inquietud por la ciencia y la investigación es comun a Rosa Montero y a usted, Elvira. En dias sucesivos han escrito columnas sobre el penoso desierto científicoen que nos movemos en España. Enhorabuena por su acierto en el fondo y en la forma.
Gracias.

Joaquín Fernández Rossier Dice: jueves 16 de mayo de 2013

Admirada Elvira, me temo que puedas estar equivocada con este asunto. Antes de criticar a los miembros de la comisión que evalúan a los candidatos del programa Ramón y Cajal, habría que tomarse la molestia de ver los CV de las personas que si han ganado el puesto. Afortunadamente en España hay un ejército de físicos con un CV espectacular, y desgraciadamente no tenemos ni la industria adecuada para beneficiarse, ni las cuentas públicas en orden para hacer uso de este capital humano.

Los miembros de la comisión que han evaluado los proyectos son, en su mayoría, gente mal pagada, estupendamente formada, que tienen que compaginar sus tareas de investigación, con otras de gestión y, en muchos casos, dando además clases de Universidad. Todo esto cobrando al mes lo mismo que un policía municipal, dicho sea a título informativo y desde mi absoluto respeto a tan útil profesión.

Lo que le faltaba a mis colegas es que les hagan un mini-escrache virtual en forma de acusación de falta de profesionalidad. No confundamos la comisión del RC con los tribunales de plazas de Universidad, que esos si son un chanchullo bestial, como denunció brillantemente tu marido en un artículo hace ya un montón.

Ramón Aguado Dice: jueves 16 de mayo de 2013

Hola Elvira,

Antes que nada quería darte las gracias por dedicar tu última columna al sistema científico español y, en concreto, a uno de sus pilares: el programa Ramón y Cajal (RyC). Como bien sabes, en este país se nos valora poco. Me alegro mucho de que escritores como tú, a los que lee mucha gente, se hagan eco de este tipo de noticias. ¡A ver si de una vez nos enteramos de que la ciencia es clave para el progreso en un país moderno!

Ya que en los foros hay mucho troll y gente que no sabe de lo que habla, te pongo en antecedentes: soy doctor en física teórica e investigador del CSIC. En el año 2001 gané uno de los primeros contratos RyC en España después de haber trabajado en Holanda y Estados Unidos. Me he animado a escribirte porque no me gustaría que se orquestase una campaña de desprestigio hacia el colectivo de científicos al calor de la polémica que se ha generado en la prensa por el caso de Diego. Por desgracia, estamos viendo cada vez con más asiduidad cómo esto ocurre con médicos, profesores, etc. O, peor aún, que a algún iluminado se le ocurra cancelar el programa RyC y así de paso nos ahorramos unas perrillas.

Al grano. Me parece que tu artículo se centra demasiado en criticar el proceso de evaluación (dices «Sin duda, han tenido en cuenta otras razones para elegir a los afortunados que las de una excelencia probada.») más que en el problema real: el número ridículo de ofertas RyC para la cantidad de gente brillante que las solicita. Creo que sería más cercano a la realidad decir que en España es tan difícil conseguir un RyC que incluso un galardonado con un premio de la Sociedad Europea de Física (decir el mejor físico europeo es, aparte de una exageración, incorrecto) no queda ni suplente. Conozco casos más sangrantes.

Me explico. No sé si lo sabes, pero este año se han dado 22 contratos para todas las especialidades de física, ¡22 contratos para toda España! (sobre un total de 175 contratos RyC para todas las disciplinas científicas). Esos 22 contratos para física se dividen en subareas. Esto significa que Diego ha competido por estar en una lista de cinco o seis nombres…Creo que ya empiezas a intuir que la verdadera razón por la que a Diego no se le ha concedido un contrato es que, aunque parezca increíble, hay un puñado de doctores en física que en la convocatoria de este año tienen más méritos que él.

Tú que eres escritora entiendes perfectamente que un premio es algo muy importante pero que no mide realmente la calidad literaria de un escritor. Lo mismo en ciencia, pero además con parámetros que miden cómo de bueno es ese escritor. Los científicos tenemos parámetros de medida objetivos: artículos publicados, número de citas que han recibido tus trabajos, índice de impacto de las revistas en las que publicas (esto es, si publicas en el «Real Madrid» de las revistas, Nature, Science, etc o en la segunda o tercera división…), etc. Estos índices son recogidos por varias empresas («Thomson Reuters», por ejemplo en su web of science http://thomsonreuters.com/products_services/science/science_products/a-z/web_of_science/) y también, cómo no, por Google en los últimos años (http://scholar.google.es/). Todos los científicos tenemos este tipo de «carnets de identidad» (http://scholar.google.es/citations?user=xWGWr2AAAAAJ&hl=es).

Por supuesto que la calidad no se puede medir de manera completamente objetiva y sin discrepancias, pero se me ocurren pocos procesos en nuestra sociedad donde la labor de selección se efectúe en base a criterios tan sumamente meritocráticos. Aunque la selección natural hace que, básicamente, cualquier doctor que está en condiciones de ser competitivo en el proceso (treinta y tantos años, varios años de investigación en el extranjero, varios artículos muy citados, invitaciones en conferencias de prestigio, quizás ya dirigiendo alguna tesis doctoral…) ya se merezca un contrato a priori, la realidad es que la gran mayoría no lo logra.
Por desgracia, los malditos recortes cada vez limitan más el número de estos contratos por lo que estamos tirando a la basura, si alguien no lo remedia, el esfuerzo de muchos años y el talento de mucha gente brillante. Jóvenes en los que, por cierto, los contribuyentes españoles han invertido mucho dinero.

La ciencia es un proceso muy lento pero que da sus frutos, estas generaciones de científicos de los últimos años son una buena prueba de ello. Uno no puede dejar de financiar el sistema de I+D y pretender reengancharse en el futuro al pelotón de cabeza (pelotón en el que, con muchos esfuerzos, España empezaba a estar presente). Esta es la crítica real que entre todos tenemos que hacer llegar a la clase política antes de que sea demasiado tarde para nuestro país.

Saludos,
Ramón.

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