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Guindas al Pavo

jueves 19 de agosto de 2010  

«Otro de los personajes Tintorescos: Evelio, el albañil que pasó dos años con nuestra pareja de escritores. No hay familia verdadera que no haya convivido alguna vez en su vida con un operario»
Elvira Lindo

Evelio estuvo el año pasado en la Universidad de El Escorial. Pero dice que fatal, que mu mal rollo, que le llamaron la atención por cantar y que él sin cantar no se centra, y que le den por culo a las universidades, que a él le sobran clientes. Eso me lo cuenta Evelio mirándome las tetas, porque es tímido y le cuesta mirarme a los ojos. Clava la mirada en las tetas, y en esa extraña situación hablamos de la zanja que me ha abierto en la puerta. Evelio lleva tantos días con nosotros que ya no nos acordamos muy bien para qué era la zanja; desde luego, es una zanja más humana que las de Manzano (en las que puedes desaparecer para siempre), la de Evelio es peccata minuta, de salir de casa y partirte una pierna, no pasa de ahí. Cuando me contó lo de El Escorial, yo me mostré suprasolidaria: «Aquí puede cantar usted cuanto quiera». Así que Evelio pasa la mañana en la zanja cantando «Échale guindas al pavo, pavo, que yo le echaré a la pava». No se sabe más, y hay momentos en los que te entra un coitus interruptus brutal. +

La Mona Chita

miércoles 18 de agosto de 2010  

«Queridos amigos, aquí tenemos a nuestra pareja de escritores saboreando la magdalena del recuerdo… Qué tiernos»
Elvira Lindo

En principio este artículo tenía que tratar sobre los monos cocineros del zoo, esos que han aprendido a hacerse puré de verduras. Mi tesis giraba en torno a la idea de que no sólo la inventora de la papilla era una mona, sino que, según los expertos, son las monas jóvenes las más curiosas, y por ende, las más inteligentes, y son los machos viejos los más reticentes a las novedades. Entro en el despacho de mi santo para preguntarle si le parece un tema hermoso y, no sé por qué, le encuentro con el cable cruzado, me dice que no se me ocurra utilizar el tema «monos» de una forma simbólica, ya que ni él es un macho viejo ni yo soy una mona joven. Le perdono porque está mayor y con los años llegan las rarezas y porque comprendo que lo que verdaderamente le pone de mala leche es el ruido que llega desde el salón, donde nuestros machos jóvenes ven por vigésima vez El show de Truman, y repiten todos juntos los diálogos. +

Abuelito Dime Tú

miércoles 18 de agosto de 2010  

«No hay otro personaje como él: el padre de la escritora, el suegro, el abuelo… Tras los Tintos la gente quería conocerlo, incluso quisieron hacerle entrevistas en la radio, pero le mantuve alejado de toda notoriedad. !Sólo me faltaba eso!»

Elvira Lindo

Padre de Elvira Lindo

Llamo a mi padre que está enfadadillo porque dice que sólo escribo de mi familia política. Le digo anda, no te enfades, es que a ti tenía pensado sacarte cuando tocara el tema del genoma humano, algo a tu nivel.
—Ah, bueno, hija mía, es que ya pensaba «ésta escribe como si no tuviera padre». +

La Biodiversidad

martes 17 de agosto de 2010  

«No os creáis todo lo que escribo, que a mí me encanta el campo… rodeado de rascacielos. O sea, Central Park»
Elvira Lindo

Estoy espesa. Es que no he dormido demasiado bien estas noches por culpa de la biodiversidad. Cuando estoy a punto de caer en brazos de Morfeo, mi santo empieza su cacería de mosquitos (véase capítulo «El señor de las moscas»). Claro, eso ya me pone en un estado de cierta excitación, no precisamente sexual, que me impide volver a conseguir el momento alfa, y aun con todo, consigo volver a dormirme, pero es que en los últimos días un búho se me ha ido a colocar al lado de la ventana, y no es obsesión, pero hay veces que me parece que lo tenemos dentro de la misma habitación. Uh, Uh, Uh. Eso hace el tío durante dos o tres horas. +

Enanito

Pedorrismo Campestre

lunes 16 de agosto de 2010  

«Este artículo contiene una gran verdad: los amigos que tienen casa en el campo están locos porque vayas a pasar el día con ellos. Te ofrecen todo tipo de facilidades, coche, alojamiento durante varios días, tertulias hasta el amanecer… Y es que no me extraña, se aburre uno tanto…»
Elvira Lindo

Como estamos de vacaciones, sólo hemos dado nuestro número de teléfono a familiares y amigos íntimos. Conclusión: sólo nos llaman familiares y amigos, y eso, a mí personalmente, me deprime; a mi santo, personalmente, no le deprime nada, dice que aspira a que su vida sea así: sin amigos nuevos («¿Es que no nos molestan suficientemente los viejos?»), sin sobresaltos. Y para rubricar esta suavidad oriental en la que quiere mecerse, compró el esqueje de un manzano, lo plantó y me llamó todo orgulloso para enseñarme la ramita diminuta:

—Nuestro manzano —dijo—. Dentro de veinte años será de alto como tú. +

Cuerpo Glorioso

sábado 14 de agosto de 2010  

«Como yo estaba en el campo no tenía noticia de la repercusión que estaban teniendo los Tintos. Fue a la vuelta cuando hubo gente que me dijo que le parecían demasiado impúdicos. !Impúdicos! Puedo asegurar que si hubiera firmado con seudónimo me hubiera atrevido a mucho más»

Elvira Lindo

A lo tonto a lo tonto me he bebido una botella de vodka. No ha sido ni en un día ni en dos, cuidado, ha sido a lo tonto. Éstas son las consecuencias de aficionarse al Bloody Mary, que es una de esas bebidas con las que aquellos a los que el alcohol nos gusta regular, nos volvemos un poco borrachines. Pero siendo sincera yo diría que la culpa de mi afición al alcohol no la tiene el Bloody Mary, la culpa la tiene la Guardia Civil, y explico esta afirmación que de momento puede sonar algo temeraria de cara a un cuerpo que cumple un servicio a la sociedad. +

Vivan los mozos

viernes 13 de agosto de 2010  

«Algún lector me escribió defendiendo este tipo de fiestas salvajes a costa de los pobres animales. Pero, ¿cómo no tener la tentación de utilizar mi comedia por entregas para ridiculizar a sus defensores?»
Elvira Lindo

En realidad, estoy escribiendo esta columna de pura chiripa. No quiero decir que la columna me haya tocado en una rifa, aunque habrá algún capullo que piense que sí, lo que digo es que la vida da muchas vueltas y que ésta no era la verdadera vocación en mis comienzos. Yo siempre quise ser antropóloga para estudiar la idiosincrasia de los seres humanos desde su origen, pero como soy de Moratalaz (Madrid), pues es un handicap, porque allí los primeros asentamientos de seres humanos (incluyo a mi familia) se remontan a los años sesenta y no hay más que rascar. +

El señor de las moscas

jueves 12 de agosto de 2010  

«Aquí tenéis, otra historieta más de aquella pareja de escritores disfrutando del verano en el pueblo más aburrido del planeta…»
Elvira Lindo

En este mundo desarrollado en que vivimos hay muchas formas de enfrentarse a esos insectos tan molestos que entran en las casas en verano. Vas a la droguería y pides una de esas cosas que se enchufan o un buen fluflú. Luego uno pasa el cepillo, recoge los cadáveres y sanseacabó. Pero si una persona (yo, por ejemplo) está casada con un hombre de procedencia rural (no quiero señalar) el asunto se complica, porque en la genética de las criaturas del campo va incluida una predisposición al matamoscas (no sé si Arzallus tiene algo escrito al respecto). Incluso, y no quiero exagerar, me atrevería a decir que el dedo corazón y el índice los tienen preparados para empuñar un matamoscas o en su defecto un periódico atrasado, si el niño rural acaba forjándose una buena posición en la vida. ¿Por qué? +

El Príncipe Encantado

martes 10 de agosto de 2010  

«Qué voy a decir de este capítulo del Tinto de Verano, pues… que es uno de los que más me gustan. Tal vez porque no era absolutamente cómico sino que había algo más. Al menos, a mí me lo parece. Me acuerdo que aquel día me llamaron Enma Cohen y Fernán Gómez porque les había gustado mucho. Ay, Fernando, qué alegría haberlo conocido…»
Elvira Lindo

En la vida matrimonial ocurren fenómenos extraños. Hay mañanas en las que basta que tú digas: esta noche no he pegado ojo, para que él conteste, ni yo tampoco. En los matrimonios hay cierta competencia por ver quién ha dormido peor. Da miedo pensar en un matrimonio desvelado, en silencio, en la oscuridad, boca arriba, igual de muertos que los amantes de Teruel. Una madrugada estaba yo empleando mis horas de insomnio en pensar en las ventajas de la clonación humana (con vistas a clonarme durante el verano y dejar a mi clonada en esta felicidad campestre. Que se joda la clonada) cuando oigo una voz verdaderamente varonil que me dice: ‘Una rana acaba de tirarse a la piscina’. La voz varonil pertenecía a mi cónyuge, quién si no yace a diario en mi colchón de látex. Aun así, oír en la oscuridad una afirmación semejante me erizó el vello. Cierto es que yo, en este silencio que no es silencio (es un cachondeo de búhos y de grillos que, de verdad, no hay quien duerma), había oído un plof, pero lo último que se me ocurrió pensar fue en un batracio. ‘Esto me retrotrae’, dijo mi santo emulando a Proust, y dicho esto se durmió. +

Papuchi

lunes 9 de agosto de 2010  

«Haciendo esta serie aprendí muchas cosas, entre otras, que en España eres, fundamentalmente, lo que dices que eres. Como en estos Tintos la narradora hablaba mucho de su torpeza, su neurosis, su falta de fe en la cultura, etc., muchos se creyeron que me definía a mí misma. ¿Por qué no se entregan al humor, pensaba yo, de manera inocente?»
Elvira Lindo

Yo no sé si les pasará lo mismo a Vargas Llosa, a Eduardo Mendoza o Luis Landero pero yo, desde luego, cada vez que me hacen una entrevista, sólo digo gilipolleces. Y no sé por qué sucede eso, la verdad. La otra tarde esperaba en casa a un periodista de una revista literaria que venía a entrevistarme en mi calidad de escritora de masas y pasé la mañana preparándome unas cuantas frases impactantes para que no me pasara lo de siempre. Luego le dije a dicho periodista que me mandara la entrevista antes de publicarla porque a partir de ahora quiero cuidar mi imagen, que considero un poquito deteriorada. La entrevista ha acabado teniendo los siguientes titulares: “Mis hijos son el motor de mi vida”, “Sólo dejaría mi profesión si un hijo me necesitara”, “los hijos me han hecho menos egoísta”, “cuando vi la carita de mi hijo al nacer, lloré”, “sólo me queda plantar un árbol”. +

© Elvira Lindo 2021