Guindas al Pavo
«Otro de los personajes Tintorescos: Evelio, el albañil que pasó dos años con nuestra pareja de escritores. No hay familia verdadera que no haya convivido alguna vez en su vida con un operario»
Elvira Lindo
Evelio estuvo el año pasado en la Universidad de El Escorial. Pero dice que fatal, que mu mal rollo, que le llamaron la atención por cantar y que él sin cantar no se centra, y que le den por culo a las universidades, que a él le sobran clientes. Eso me lo cuenta Evelio mirándome las tetas, porque es tímido y le cuesta mirarme a los ojos. Clava la mirada en las tetas, y en esa extraña situación hablamos de la zanja que me ha abierto en la puerta. Evelio lleva tantos días con nosotros que ya no nos acordamos muy bien para qué era la zanja; desde luego, es una zanja más humana que las de Manzano (en las que puedes desaparecer para siempre), la de Evelio es peccata minuta, de salir de casa y partirte una pierna, no pasa de ahí. Cuando me contó lo de El Escorial, yo me mostré suprasolidaria: «Aquí puede cantar usted cuanto quiera». Así que Evelio pasa la mañana en la zanja cantando «Échale guindas al pavo, pavo, que yo le echaré a la pava». No se sabe más, y hay momentos en los que te entra un coitus interruptus brutal. +