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Adiós, Gran Vía

sábado 18 de febrero de 2017  


Según me voy acercando desde Cibeles a la Gran Vía, los jueves por la tarde, me pregunto cómo estará la cosa para acceder a la radio. ¡Eh, no exagero, no es tarea fácil! Un gentío abraza al contorno del edificio para entrar a ese emporio del low cost al que sabemos son aficionadas algunas diputadas. El sueldo no les da, ya lo dijo Esperanza, para comprarse ropa a su precio justo. Veo a la muchedumbre subir y bajar por esos dos grandes raíles de empinadas escaleras mecánicas y recuerdo que en el día de su abarrotada inauguración tomé una foto desde abajo, la colgué en Instagram, y escribí un escueto pie: “¿Por qué?”. Me llevé una severa reprimenda de varios seguidores que consideraban pija y arrogante mi actitud. Hay que ver la agresividad que hoy en día puede provocar un simple “Por qué”. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->> 

 

Un Amor de Galdós

sábado 11 de febrero de 2017  

Hay tres posibilidades en el futuro de una mujer: “El casorio, el teatro, o lo otro…”. Son palabras de la joven Tristana, el personaje de Galdós, a la que su madre entrega, en el lecho de muerte, al cuidado de don Lope, un solterón a las puertas de la vejez, que aprovechándose del desamparo de la muchacha, la seduce y la convierte en su amante. Repaso sus páginas antes de salir para el teatro Fernán Gómez, donde una Olivia Molina, llena de gracia, interpreta al personaje más vibrante de Galdós. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->> 

 

Del Miedo A Trump

sábado 21 de enero de 2017  

Los que no somos creyentes también tenemos cosas sagradas. Un país, en su conjunto, debería tener cosas sagradas. En España hemos reducido lo sagrado a lo religioso y así nos va. Sólo los católicos practicantes tienen figuras en las que creer y a las que respetar de manera indiscutible, pero en la vida civil, en nuestro país, no hay causa o personaje que no corra el peligro de ser pisoteado. Por unos o por otros. Ni la muerte permite descansar a gusto. Yo admiraba de los Estados Unidos el que a pesar de tantas cosas que se me antojan salvajes, la pena de muerte, la tenencia libre de armas, la justicia de pago o la abusiva política imperial, había ciertos líderes del activismo que el tiempo había convertido en figuras icónicas, indiscutibles. O discutibles pero colectivamente homenajeadas. John Lewis, luchador por los derechos civiles, joven compañero de Martin Luther King, es una de esas personas que representan lo mejor del país. Hace muy poco, leí una novela gráfica en tres tomos, «March», basada en su vida, que el artista Nate Powell y el guionista Andrew Aydin pasaron a dibujo y diálogo. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->> 

 

Del Miedo A Trump

sábado 21 de enero de 2017  

Los que no somos creyentes también tenemos cosas sagradas. Un país, en su conjunto, debería tener cosas sagradas. En España hemos reducido lo sagrado a lo religioso y así nos va. Sólo los católicos practicantes tienen figuras en las que creer y a las que respetar de manera indiscutible, pero en la vida civil, en nuestro país, no hay causa o personaje que no corra el peligro de ser pisoteado. Por unos o por otros. Ni la muerte permite descansar a gusto. Yo admiraba de los Estados Unidos el que a pesar de tantas cosas que se me antojan salvajes, la pena de muerte, la tenencia libre de armas, la justicia de pago o la abusiva política imperial, había ciertos líderes del activismo que el tiempo había convertido en figuras icónicas, indiscutibles. O discutibles pero colectivamente homenajeadas. John Lewis, luchador por los derechos civiles, joven compañero de Martin Luther King, es una de esas personas que representan lo mejor del país. Hace muy poco, leí una novela gráfica en tres tomos, «March», basada en su vida, que el artista Nate Powell y el guionista Andrew Aydin pasaron a dibujo y diálogo. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->> 

 

Cuentos Para Niños Morbosos

viernes 13 de enero de 2017  


Hay adjetivos que van y vienen, que se ponen de moda y que de pronto están en boca de todo el mundo y hay que ir buscando otros de repuesto. Es lo que le ha pasado a “viejuno”, por ejemplo, que ha habido que volver al socorrido “rancio” de toda la vida, porque viejuno se estaba quedando viejuno en tiempo récord. Estos días pasados me vino a la boca un adjetivo que estuvo muy en boga en mi adolescencia. Hablo de “morboso”. Hablar de algo o de alguien que tenía “morbo” era sumarle cien puntos a su supuesto atractivo. No se ha desterrado su uso, lo sé, pero ya no tiene el componente tan gustoso de lo secreto que al menos yo tanto saboreé. Porque hay palabras que al pronunciarlas se convierten en indefinidas promesas de felicidad. Las chicas señalábamos a los que tenían morbo, y secretamente nos gustaba que alguien pudiera pensar que nosotras lo desprendíamos. Advierto que este adjetivo está atravesando un momento crítico porque hay un espíritu censor en torno a todo lo referido al sexo que convierte en inmoral lo que en tiempos se llamó “lo prohibido”, otra palabra que amaba mi calenturienta mente juvenil. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->> 

 

Ya Eres Mujer

viernes 6 de enero de 2017  


Fue una de aquellas noches de Reyes que pasábamos en el pueblo. Ya tenía edad para saber la verdadera naturaleza de los Magos de Oriente, pero vivía con idéntica ilusión la expectativa de lo que me encontraría a la mañana siguiente. La infancia tarda en irse. A pesar de que sobre los ocho años nos enfrentamos a la idea espantosa de la muerte y de que, antes aun, los hermanos mayores nos soplen al oído quiénes son los Reyes, hay una reticencia a abandonar el pensamiento mágico. La niña que acostumbraba a hablar con sus muñecos, haciendo de madre, maestra o amiga, raramente abandona esa costumbre y conservará en un rincón discreto de su casa de adulta a esos seres que habrán de cobrar vida en cuanto estén en brazos de una criatura que los rescate. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->> 

 

Y el Goya es para…

sábado 31 de diciembre de 2016  


Dicen los que saben, psicólogos y poetas, que aquello que más te molestaba de un ser querido que has perdido es lo que finalmente acaba enterneciéndote. Con el tiempo, lo que nos irritaba se convierte en una característica entrañable en ese anecdotario evocador que mitiga la pena. A mí, de mi padre me molestaba que lo guardara todo. No es que fuera un Diógenes del montón, él no andaba hurgando en los contenedores (creo), a mi padre le bastaba con venir a casa y llevarse aquello de lo que suponía que te ibas a deshacer. Yo aprovechaba esa tendencia y cada vez que venía de un viaje con un premio escultórico se lo daba. A él le encantaba ver mi nombre grabado en una placa, y eso es lo que me conmueve. Pero que yo le donara mis trofeos no era incompatible con que alguna vez le dijera que tenía que deshacerse de tanta cacharrería. Así de ingratos somos los hijos. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->> 

 

TÚ ERES TONTO, CHAVAL

sábado 24 de diciembre de 2016  


Hablábamos de cine y humor y el tema se desvió, mejor dicho, se topó con el asunto del momento: la indignación y los límites de la libertad de expresión. Hay un tipo del que yo no sabía nada hasta hace una semana que de pronto saltó a todas las bocas que frecuentan las redes: Cremades, un joven barbado que hace vídeos de chistes bobalicones con tufillo rancio machistoide.Vi dos o tres gracietas y ya. Al parecer, se trataba de alguien muy popular entre aficionados al chiste (no me encuentro entre ellos porque los chistosos me exasperan). Resultó que el tal Cremades dijo en una entrevista que también había hombres violados (en las prisiones), incluso más que mujeres y que de eso no se decía nada. Una idiotez de alguien que no tiene muchas luces. Pero se lio parda. A las bobadas de Cremades siguió la condena en la plaza pública virtual. El chistoso pidió perdón, suplicó el indulto, y al poco la furia se apagó hasta el próximo combate. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->> 

 

Hombres, devolvednos la cortesía

sábado 10 de diciembre de 2016  


Este sábado quiero hablarles de un libro que viene muy a cuento. Conviene que comencemos a leer y hablar de política sin entregar la voz cantante al paso que marcan nuestros diputados. Hoy quiero mostrarles mi entusiasmo por un libro que ve la luz esta semana, La importancia de no entenderlo todo, de Grace Paley. Esta mujer fue tantas cosas que casi no sabe una por dónde empezar. Nació en 1922 en el Bronx y murió en 2007. Algunos la conocimos por la edición que Anagrama publicó de sus cuentos y ese único volumen sirvió para que algunos la amáramos. Alguien dijo que a Paley se la lee para amarla. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->> 

 

Y Al Cabo, Nada os Debo

sábado 3 de diciembre de 2016  


Estoy perpleja. Yo diría que tanto como los jóvenes españoles, aunque los de mi quinta padezcamos nuestra particular perplejidad generacional. Imagino ahora mismo, por ejemplo, los escaños del Congreso y visualizo a una derecha que saca pecho al advertir que sus imperdonables errores se premian con más votos; observo a un partido socialista carente de liderazgo, al que no sabría por qué habría hoy de prestarle mi voto, y me fijo, más a la izquierda, en los políticos de Podemos, donde confluye IU, que desde hace poco declaran no querer apelar más a la clase media ya que, decididamente, aspiran a convertirse en el partido de la clase obrera. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->> 

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