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When You Wish Upon a Star

viernes 3 de septiembre de 2010  

«Ya está el libro en las librerías. De pronto, la misma sensación de siempre: ¿se defenderá, encontrará lectores? ¿con la cantidad de libros que hay por leer, qué necesidad había o hay de este? Dudas, dudas… pequeñas neurosis, que van pegadas como un chicle a mi carácter y al propio oficio. El libro tiene toda una «banda sonora» que iremos publicando en breve, pero tal vez, la canción más significativa, la más cursi y no por ello menos evocadora, es «When you wish upon a star«, aquella que cantaba Pepito Grillo y con la que comenzaban todas las películas de Walt Disney. En la novela, la madre y el niño la bailan. El niño, emocionado por ser el compañero de baile de su madre, cierra los ojos y es vencido al fin por el sueño…»

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3 respuestas a: When You Wish Upon a Star

Eva Dice: sábado 4 de septiembre de 2010

Gracias Elvira, me has llenado la mañana de sábado de nostalgia, escuchar esta canción tan importante para nuestra generación ha sido un regalo, han venido tantas sensaciones buenas, tantas emociones que me voy a trabajar llena de felicidad.
Yo, que sigo tus lecturas y releo tus libros estoy deseando encontrar un momento para salir a comprarlo (será todo un placer ir a la librería a buscar tu nuevo libro)
Graciassssssss mil
Eva

Lectora Dice: sábado 4 de septiembre de 2010

que gran descubrimiento tu blog, como espero que sea el libro. He leido todos los anteriores y espero con muchas ganas poder leer este.

Ana I. Moyano Cerrato Dice: sábado 4 de septiembre de 2010

Elvira:
¿Nerviosa por la presentación del libro? Uff, debe sentirse un poco de vértigo, dejando al alcance de todos las cosas que han sido tan íntimas…
Te conozco del barrio ¿sabes? Yo iba a veces por el local del PC de la Lonja, y me he tomado muchas cañas con tu hermano Manolo, con Goyo, Fernando, Luis Ardevínez y todos los demás.
Cuando leí por primera vez un artículo tuyo, se me vino a la cabeza una imagen que se repitió varias veces en la realidad. Tú llevabas a tu niño en el carrito e ibas andando desde la Plaza del Encuentro hacia arriba, bajo los soportales. Nos cruzábamos y siempre nos sonreíamos, aunque no hablábamos -supongo que por timidez o porque no sabíamos qué decirnos-. A mí me parecía que tenías una sonrisa triste, parecías como indefensa. Pero debieron ser imaginaciones mías, porque he leído que te separaste más tarde, cuando el niño ya no iba en carrito!
No he leído aún el libro, pero sí tu entrevista del otro día en El País… Adiviné cómo fueron esos ratos en los que no sabías cómo manejarte con un niño pequeño y sola, porque yo también los he vivido. Pero, oye, lo que no te mata te hace más fuerte y el amor mueve montañas. Yo, cuándo estaba triste, triste, besaba a Gabriel y le achuchaba y jugaba con él como si tuviera todas las ganas del mundo… Y me imagino que tú hacías lo mismo, por la frasecita que te soltó tu chaval cuando le diste a leer el libro!
Seguro que será un éxito! Un abrazo fuerte,
Ana

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