Elvira Lindo. Viviendo en serio
Artículo de Amelia Castilla (El País)
El antiguo café Lyon, uno de esos locales tan habituales entonces, de mesas de mármol, cañas bien tiradas y empanadillas caseras, solo queda el letrero dorado, en la fachada de la madrileña calle de Alcalá. El emblemático local se convirtió tras su venta en uno de esos restaurantes de diseño minimalista y sin cocina, donde los alimentos llegaban semipreparados de un almacén central, para transformarse posteriormente en un VIPS más de los muchos que funcionan en la capital. Como el Lyon, la ciudad y las personas que la habitan también han alterado su fisonomía. Esta mañana de verano, entre las obras interminables de la calle de Serrano y las tiendas que anuncian liquidaciones totales, la escritora Elvira Lindo sonríe. Está sentada en una terraza del parque del Retiro, con un minifaldero vestido azul turquesa y pendientes a juego. Se trata de una de esas personas que siempre reciben con una sonrisa y con sus chispeantes ojos bien maquillados. Una mujer discretamente coqueta a la que le gusta seducir a su audiencia. Lo hacía en la radio, cuando era una veinteañera que interpretaba ella misma el papel de Manolito Gafotas pidiendo cariño a gritos, y lo sigue haciendo ahora, que ha pasado la barrera de los 40 y se ha convertido en una autora de éxito a la que la gente reconoce por la calle.