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Cómo No Mirarla

lunes 11 de octubre de 2010  

La voluptuosa Sofía Loren mira de reojo el inmenso escote de la aún más voluptuosaJayne Mansfield. Sucede una noche de 1957. Esa mirada furtiva de una mujer que estudia el espectacular tamaño de los pechos de su compañera de mesa es captada por el clic de un fotógrafo. El tiempo ha convertido esta foto en una imagen icónica, por lo que tiene de representación de una escena clásica: una mujer estudia a otra. Revela una de esas verdades dolorosas de las que el feminismo huye como de la peste, porque de admitir que las mujeres nos estudiamos de la cabeza a los pies a que alguien afirme que estamos hechas para competir entre nosotras hay un paso. Para mí es evidente que Sofía Loren no observaba a la Mansfield con envidia, sino con curiosidad; dado que fijar la mirada en las tetas de una mujer es inaceptable socialmente, Sofía hubo de hacerlo con disimulo, y el momento, atrapado por un clic milagroso, ha convertido ese disimulo en rivalidad femenina. Pero también es cierto que hay mujeres que no saben estar sentadas al lado de una mujer bella. Lo he visto. He visto a mujeres con éxito profesional cuya seguridad se tambalea al tener a su vera a una mujer hermosa. También he oído a mujeres inteligentes relacionar belleza con estulticia. Ah, los complejos. Nos pueden convertir en malvados y en idiotas. Estos oídos míos escucharon a una escritora de éxito afirmar que las actrices no solían brillar por su inteligencia. Tópico sobre tópico: las guapas son más tontas que las feas; las escritoras, más listas que las actrices. Sin comentarios. Puedo entender, por supuesto, que una mujer se lamente cuando, compartiendo mesa con una joven espléndida, es ignorada por esos hombres que ante la belleza regresan a su condición de primates, pero hay que hacer un esfuerzo para que esa desventajosa situación no conduzca a la misoginia. De hecho, el mejor remedio contra el resentimiento es aceptar la virtud del otro.

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Leer a Su Lado – Lo Que Me Queda Por Vivir

jueves 7 de octubre de 2010  

«Queridos amigos, ahora os vamos a mostrar un vídeo muy especial compuesto con algunas de las fotos que mandasteis. El vídeo es precioso y nuestro Chavo, un artista. A mí me encantó: sensible, artístico, ocurrente. Xavi promete hacer otro con  TODAS vuestras fotos, es que en este no cabíamos todos. La voz es de nuestra Carmen Ruiz, otra actriz queridísima en este muro. Gracias, gracias a todos. Por todas partes me preguntan por las fotos de los lectores, y yo respondo, «¿qué voy a decir? Que tengo mucha suerte». Gracias de corazón»

Hastío

miércoles 6 de octubre de 2010  

Ganó Gómez y dio lugar a hermosas metáforas: David contra Goliat, el pez chico que se come al grande, la base al aparato, los indios a los jefes. La victoria de Gómez alimentó la prosa de los historiadores del futuro: ¡queda inaugurada la era poszapateriana! Gómez puso a trabajar la mente de estrategas y agoreros. Unos fueron sutiles, «tal vez haya crisis de Gobierno», «este es un toque de atención para quien no ha tenido reparos en acumular poder en exceso»; otros, los ya clásicos vaticinadores de la catástrofe inminente, resumieron el efecto Gómez de la siguiente manera: «No hay más salida que unas elecciones generales anticipadas». Si hay dos Españas, una se frota las manos con la posibilidad, y la otra, se echa las manos a la cabeza.

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La Valentía de la Emoción

martes 5 de octubre de 2010  

Artículo de Javi Giner
Revista Neo2

Escribo estas letras impelido por el impulso absurdo de intentar recoger todo lo que la lectura de esta bomba de sentimientos escrita por Elvira Lindo (la misma que firma esas delicias de columnas todos los domingos en El País, la misma que ha escrito guiones cinematográficos y ha hecho cameos desternillantes interpretando a cleptómanas de cubertería) me ha despertado, como si eso fuera posible. Quiero hacerlo ahora, caliente todavía el movimiento de pasar la última página, casi a oscuras, en el duermevela de la soledad de la madrugada, rodeado de silencio y emociones atronadoras, temeroso de que si espero a mañana, algo del libro, algo de su fuerza, algo de su verdad, algo de mi historia, me haya abandonado al despertar. No sería justo. Este libro se merece mucho más. Se merece que salga de la cama y me ponga a escribir sin pensar en lo que escribo. Sintiéndolo.

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Lo Que Me Queda Por…

lunes 4 de octubre de 2010  

«No soy la más adecuada para hacer la crónica de la presentación del libro en el Ateneo de Madrid. Estuve todo el tiempo como si volviera a mis años de la radio y tuviera que medir el tiempo. Dicen que mientras charlaba con Antonio miré el reloj varias veces. Claro, ahí me salió la «chica» radiofónica que llevo dentro. Creo que el acto quedó bonito. Distinto. Dos vídeos, el que habéis visto de Miguel y María, uno de Xavi que veréis pronto, la lectura de María Pujalte, la charla de Antonio y mía, y el broche de oro de mi admirado Poveda.
La gente fue muy cálida, muy cariñosa. No era un acto social, fue una reunión de lectores, de amigos. Qué buen ambiente se respiraba. Tras el acto, la editorial invitó a todos los que habían participado en la presentación a tomar unas tapas en La Ancha. Y allí, como suele ocurrir cuando estoy yo por medio, la cosa se volvió absurda, divertida y ligeramente desmadrada. Nos hicimos fotos, pusimos caras atroces y posamos como si fuéramos modelos de quinta. Bebimos, claro, comimos croquetas, !claro!, y yo, sobre todo, abracé mucho a Miguel Poveda (se deja y me aprovecho). Xavi lo recogió todo con su cámara. Ya tuve que decirle, «!por Dios, Chavo, no me fotografíes más!». También estaba la cantaora Carmen Linares, amiga, dama damísima del flamenco y una cómica en cuanto el ambiente se relaja.

Me encantó que fuera una copa entre amigos, entre literaria y flamenca, entre amistosa y familiar. Me di cuenta, mientras lo vivía, que estábamos construyendo un recuerdo precioso para el futuro».

Elvira Lindo

 

Mother & Child Reunion

sábado 2 de octubre de 2010  

«Queridos amigos, os vamos a ir mostrando cositas de la presentación de ayer. El acto se abrió con el siguiente vídeo de animación. Lo habían hecho María Grande y Miguel S. Lindo (mi hijo). Creo que es precioso y resume la novela. Es imposible tanto candor y encanto en unas imágenes. Gracias, María, Gracias, Mija, sé todo lo que habéis trabajado: !como dos mil dibujos para conseguir esto! Y de fondo, la música de Paul Simon, que tan presente está en esta historia. Os quiero»

Elvira Lindo

 

La Imaginación POP y el Huevo Kinder

sábado 2 de octubre de 2010  

Foto de Bernardo Pérez (El País)

Artículo de J.R.M (El País)

Todo empezó por un huevo Kinder, en Madrid, en los años ochenta, en un cine de la Gran Vía, miércoles, sesión de noche, una mujer que huye y un niño a deshoras para un niño. Así, como un cuento, empezó Lo que me queda por vivir (Seix Barral), la nueva novela de Elvira Lindo (Cádiz, 1962), que narra la vida de una madre huérfana que tiene que criar a su hijo sola después de separarse de su marido. Aquel arranque, El huevo kínder, terminó convirtiéndose en un capítulo de la novela. Ese fue además el fragmento que leyó ayer la actriz María Pujalte durante la presentación del libro en el Ateneo de Madrid.

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Presentación de Lo Que Me Queda Por Vivir en Sevilla

miércoles 29 de septiembre de 2010  

Elvira Lindo presentó su novela, Lo Que Me Queda Por Vivir en la Biblioteca Infanta Elena de Sevilla el pasado lunes. Carmen Ruiz leyó el capítulo de El Huevo Kinder (fotos gentileza de Aitor Aguirre y Juanka Bron)

Lo que nos queda por vivir con Elvira Lindo (No Es Un Día Cualquiera, RNE)

domingo 26 de septiembre de 2010  

La tecla, el humo, el whisky

domingo 26 de septiembre de 2010  

Novelas de ordenador. Es una expresión que acuñó Paco Umbral a finales de los ochenta para definir a esos jóvenes novelistas que le estaban pisando los talones con unas novelas que, al parecer, se escribían solas. El ordenador del novelista al que las novelas se le escribían solas era enorme, de un futuro ya pasado de moda como de Star Trek o Perdidos en el espacio. El novelista vivía sin despegarse de una chuleta en la que alguien le había escrito qué teclas había que pulsar para no perder el documento. El novelista le tenía pánico a aquel chisme entre futurista y cromañónico: en alguna ocasión el ordenador se le había tragado un artículo. El escritor se había quedado mirando un rato la pantalla, conteniendo las ganas de tirar aquel chisme por la ventana. Una vez, el escritor le pidió a uno de sus niños que le pusiera un whisky. El crío vino atolondrado, como todos los críos, y al ir a posar el vaso sobre la mesa se tropezó y el líquido se derramó por debajo del ordenador. El ordenador murió. El novelista se sujetó a la mesa, no sabiendo si tirar por la ventana al ordenador o al crío. Durante tres días la máquina de escribir novelas estuvo en manos de un mago (experto) que consiguió recuperar las cien páginas de la nueva novela que el novelista estaba escribiendo. O por decirlo a la manera umbraliana, que le estaba escribiendo el ordenador. La idea de Umbral no era tan peregrina, respondía a la vieja creencia de que todo lo que entrañaba una dificultad física acababa siendo más auténtico: la letra, con sangre entraba; el suelo quedaba más limpio si una mujer lo fregaba de rodillas; el cocido en olla colorada, nada de olla a presión; las cartas, a mano y por correo regular, y las novelas, a máquina pero con múltiples correcciones a mano para que los estudiosos pudieran teorizar en un futuro sobre el misterio de la creación.

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© Elvira Lindo 2021