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Manolito Gafotas tendrá por fin su parque en Carabanchel Alto

jueves 9 de enero de 2014  

Los vecinos de Carabanchel Alto podrán solazarse a partir del año que viene en el parque de Manolito Gafotas, una zona verde que llevaban más de una década reclamando sin éxito y que estaba varada en los tribunales desde 2010.

El Ayuntamiento de Madrid ha ganado el litigio contra los propietarios de los terrenos del PAU de Carabanchel, que acabaron de construir los bloques de viviendas previstos sin ejecutar el parque incluido en el plan. Ya se está redactando el proyecto, y las obras echarán a andar a final de año, según fuentes municipales.

Manolito Gafotas nació de la pluma de Elvira Lindo en 1994, con ocho años de edad y vecino de Carabanchel Alto. En 2006, con Alberto Ruiz-Gallardón como alcalde, los vecinos de ese barrio del sur de Madrid (que en realidad se llama Buenavista, y tiene 36.000 habitantes) bautizaron informalmente con el nombre de este personaje infantil una franja de secarral de cuatro kilómetros de largo y alrededor de 100 metros de ancho, pegada a la M-40.

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Lo Que Saben Ellas

sábado 4 de enero de 2014  

La primera alegría de un sábado navideño: ir al cine y encontrarte la sala llena. Hurra. La segunda alegría de la semana: ir a ver la última de Woody Allen y que te entusiasme. Hurratracatrá. Soy de buen conformar: con esto ya tengo alimento espiritual para lo que resta de fiestas. Con respecto a la alegría 1, es obvio que me gusta comprobar cómo hay espectadores que aún mueven el culo para disfrutar de un filme, porque me consta que son muchos los académicos de la legua que ven los estrenos en pantalla de ordenador dado que no tienen tiempo de practicar con el ejemplo. Con respecto a la alegría 2, qué quieren, a mí que un individuo con 75 años demuestre que su talento está que arde, aunque nos haya hecho dudar de él estos años de periplo europeo, me ensancha el corazón. Quiere decir que no solo Woody Allen puede ser Woody Allen hasta que muera, también los demás podemos ir tan pichis a pesar de la fiera venganza del tiempo y no conformarnos con esa maldición que nos echan los neurólogos cuando afirman que las neuronas, con los años, se amojaman. EL ARTICULO SIGUE AQUI >> 

 

¿Por qué, Gallardón?

domingo 29 de diciembre de 2013  

Eso, ¿por qué? No era un asunto que perturbara la convivencia. Por tratarse de una decisión íntima y traumática, nadie va jamás alardeando de haber interrumpido su embarazo, de haber abortado. Ninguna mujer lo cuenta en una reunión de amigos, ni en una comida de trabajo, ni tan siquiera suele comunicárselo a su familia. Es algo que se confía a una sola persona, a dos como máximo. Por eso hay gente tan alejada de la realidad que piensa que en el universo de sus relaciones no ocurren esas cosas. No, no hay nadie que lleve un cartel anunciando que acaba de interrumpir su embarazo. Es posible que una mujer, cualquiera, acuda al día siguiente de la intervención a la oficina, a limpiar casas, que vaya a buscar a su hijo a la guardería, que prepare la cena del niño sintiendo aún el dolor en el bajo vientre; es posible que una mujer, cualquiera, vaya a dar clase al instituto, se levante de madrugada para barrer la calle o espere cola en la oficina de empleo; una mujer, a veces muy joven, que asiste a una clase de la Facultad, vuelve a casa y le dice a su madre que no se encuentra bien y se acuesta temprano. No hay perfil que defina a la mujer que se ve en el trance de abortar. EL ARTICULO SIGUE AQUI >> 

 

La Última

miércoles 25 de diciembre de 2013  

Tan bueno puede ser llegar como irse. Llegué a este espacio de 310 palabras hace 11 años. En estos 11 años me he esmerado por usar esas palabras para expresar más dudas que certezas. He tratado de dar mi opinión honradamente, aun presagiando en ocasiones que no sería bien recibida ni entre mis detractores ni entre mis amigos. He querido observar con respeto al adversario, aunque lo popular en nuestro país sea convertir al adversario en enemigo. He procurado no usar la columna como un púlpito, para eso ya están los gurús, los curas o los líderes, y yo no soy ninguna de esas tres cosas. He contenido mi ira, aunque sepa que la ira provoca más aplausos que la sensatez. He tratado de escribir en un tono de conversación, huyendo del griterío y de los puñetazos en la barra que tanto abundan. Eso sí, jamás he dejado de escribir lo que pensaba; habrá quien opine que he sido menos radical por aquello de no protestar por medio del insulto. Qué le voy a hacer. Todo esto no es algo que me haya propuesto: soy así, en esta columna y en la vida. Es posible que en ocasiones me pierda la buena educación, pero no puedo evitarla. Tampoco voy a pedir disculpas por ello.

He escrito sobre aquello que podía abarcar, jamás me he metido en asuntos que no controlara. Pero eso no me he librado de verme sacudida por unos cuantos líos, es algo inevitable: el que no se ve nunca en medio de una bronca es porque lo que escribe carece de importancia.
Me conformaría con pensar que gracias a alguna de estas columnas he provocado una conversación o he añadido un punto de vista algo original. Nada más que eso. Me voy de este rincón del periódico. Si viviera mi padre le tendría que explicar una y mil veces que no me han echado, que me marcho por voluntad propia. Él no lo hubiera entendido. Me habría dicho, ¿dejarlo, con la que está cayendo?

Constitución

miércoles 11 de diciembre de 2013  

Lo más desesperante de esta época es que acaban siendo fundamentales unos debates que son posiblemente accesorios. Desde hace un tiempo, al hilo del independentismo catalán, se viene repitiendo como un mantra que es urgente que se cambie la Constitución. Al parecer, si esa Constitución se cambiara, se solucionaría el encaje de Cataluña, se ampliaría el sistema de participación de los ciudadanos, se aliviaría incluso la crisis económica y, lo que parece más importante, se adecuaría la ley de leyes a sus contemporáneos, dado que alguien por ahí ha difundido la certeza (con gran éxito de crítica y público) de que las Constituciones tienen que renovarse casi al tiempo que las generaciones. EL ARTICULO SIGUE AQUI >> 

 

El Estigma

miércoles 4 de diciembre de 2013  

A un amigo mío le diagnosticaron VIH hace medio año. Tras un momento inicial de tristeza y desconcierto, reaccionó y buscó el amparo del equipo del doctor Clotet, especialista en el virus y líder de un proyecto que investiga la vacuna en la que hay puestas sensatas esperanzas; ahora mi amigo se siente protegido y menos asustado. Por fortuna, hacía muy poco tiempo que se había infectado y pudo entrar a formar parte de un grupo de pacientes que se prestan a probar en carne propia ese experimento. Siempre es alentador para un enfermo verse como un valiente pionero de toda una comunidad de infectados. EL ARTICULO SIGUE AQUI >> 

 

La Vida Lisboeta

domingo 1 de diciembre de 2013  

A cuenta de la crisis, la mundial, la española, la del papel, la del sector editorial; en fin, de todas las crisis superpuestas, me he visto esta semana defendiendo el libro de papel y les confieso que me he sentido un poco estúpida ante las preguntas de algunos periodistas. Estúpida porque en vez de la enojosa defensa tenía que haber optado por responder: “mejor nos vemos aquí dentro de cincuenta años”. Pero dentro de cincuenta años yo ya no estaré (en principio), y los jóvenes periodistas de hoy llevarán tiempo retirados. El libro de papel nos sobrevivirá, y no habla mi corazón, sino mi entendimiento: es un buen artilugio, sencillo, un prodigio del diseño, se puede llevar a cualquier parte y no requiere batería o conexión. No nos deja tirados, como a menudo deja un ordenador. EL ARTICULO SIGUE AQUI >> 

 

Nuestro Fernando

domingo 24 de noviembre de 2013  

Da pena. En Madrid, las estatuas dedicadas a nuestros artistas parecen sacadas de una caja de Legos. La de Valle-Inclán en Recoletos, la de Lorca en la plaza de Santa Ana, la de Velázquez en su calle. Son estatuas más propias de un jardín de infancia que de los grandes espacios públicos. Se diría que sus dimensiones reflejan la idea inconsciente que nuestras autoridades han tenido siempre de la cultura: con supuesta generosidad promueven una estatua a un gran escritor, pero jibarizándolo hasta hacerlo más pequeño que el ser humano que se va a parar a contemplarlo. Las estatuas de artistas en Madrid no dan sombra, dan lastimilla. También las calles que se dedican a los grandes de la literatura son las más pequeñas. La de Pérez Galdós hay que verla. El escritor que más páginas dedicó a Madrid tiene una calle del tamaño de una culebrilla. Tal vez a él no le importaría porque está en pleno centro y en una zona en la que seguro vivía una de aquellas mujeres del pueblo que, con frecuencia, le trastornaron la vida.

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Mal Ejemplo

martes 19 de noviembre de 2013  

Estamos ante un sistema perverso que ahoga el potencial de igualación social de la enseñanza pública, su misma razón de ser. Se reducen las plazas de interinos, no se aumentan las de fijos, sube la ratio de alumnos por aula y los profesores se ven obligados a aumentar sus horas lectivas, convirtiendo la jornada laboral en una carrera atolondrada de una clase a otra, y a menudo, de un universo a otro, dado que hace tiempo que los niños más tiernos comparten el instituto con alumnos de bachillerato. A los profesores no les llega la camisa al cuerpo y sufren ese desgaste sabiendo que ya no hay bajas que valgan, que las jubilaciones se retrasarán y que una vez que se apague el ruido de las manifestaciones públicas ellos solos habrán de enfrentarse a la precariedad diaria. Así ha sido siempre. EL ARTICULO SIGUE AQUÍ >> 

 

Que Vuelva El Calvo

domingo 17 de noviembre de 2013  

Esta semana ha sido generosa en noticias que nos sacaran del tedio. Eso sí, para arrojarnos a la estupefacción. Tedio y estupefacción, esos dos estados entre los que nos bandeamos. EL ARTICULO SIGUE AQUI >> 

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