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Una carrera filmográfica multifacética

jueves 7 de agosto de 2008  

Guionista

1998: Manolito Gafotas

1998: La primera noche de mi vida.

1999: Ataque verbal.

1999: Plenilunio.

2000: El cielo abierto.

Actriz

1998: La primera noche de mi vida

1999: Manolito Gafotas

1999: Plenilunio

1999: Ataque verbal


    2000: El cielo abierto

    2001: Sin vergüenza

    2003: Planta 4ª

    2004: Cachorro

 

Elvira Lindo, una mujer de letras

jueves 7 de agosto de 2008  

Nació en Cádiz el 23 de Enero de 1962.

Después de vivir en lugares diferentes de la geografía española (Cádiz, Málaga, Alicante, Tarragona y Mallorca, entre otros) se traslada a Madrid con su familia cuando tiene 12 años y allí ejercerá la mayor parte de su labor profesional.

Realiza estudios de Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.

En el año 1981 empieza a trabajar en Radio Nacional de España.

La nueva familia española finisecular: Los García Moreno de la serie Manolito Gafotas de Elvira Lindo

miércoles 6 de agosto de 2008  

Un documento muy interesante es el artículo “Ser compañera” publicado por Elvira Lindo en el tomo Ser mujer editado por Laura Freixas en el que se defiende de los absurdos ataques que su carrera literaria ha sufrido y explica con mucha lucidez lo que es una relación amorosa democrática.

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Vida de un Héroe

miércoles 30 de julio de 2008  

En la perezosa mañana del sábado leo el periódico. Antes de comenzar, desplumo el tocho de suplementos y publicidad y voy echando a una bolsa todo aquello que antes de su uso ya está destinado al reciclaje. Maldigo el gasto absurdo de papel, de plástico; maldigo a este país que compatibiliza su obsesión por el reciclado (mi edificio ha sido multado por no reciclar apropiadamente) con el gasto innecesario de bolsas y de papel. Como si fuera una condena que tengo que cumplir, asumo que se me irán dos horas leyendo una serie de reportajes que me llevo al sofá, como el perro se lleva el hueso al rincón. Entre esas lecturas encuentro de pronto un nombre que me resulta familiar, el de María Durán. +

Manolito Gafotas en Time Out New York

domingo 1 de junio de 2008  

Artículo de Julia Israel (Time Out NYC)

From Oliver Twist to Horatio Alger’s rags-to-respectability stories, the blue-collar schoolboy has long been a literary fixture. Now another lad—just as charming, if a bit more eccentric than his peers—joins the canon.

Manolito Four-Eyes, the first volume in Elvira Lindo’s popular series to be translated into English, is an award winner in the author’s native Spain. And no wonder: The boy’s streetwise but sweet mien is a refreshing antidote to the cyber romance, jealousy and bratdom that plague much of contemporary kid-lit. +

El sofá-cama

viernes 30 de mayo de 2008  

HAY ALGO PEOR que vivir en Nueva York. Vivir en Nueva York y tener un sofá-cama. Hay algo peor que vivir en Nueva York y tener un sofá-cama, vivir en Nueva York, tener un sofá-cama y ser español. Ser español significa pertenecer a un país en el que hay unas construcciones temporales que se llaman puentes. Es complicado explicarle a un pobre americano que carece del concepto de ‘vacación pagada’ qué es eso a lo que un español llama ‘puente’. Lo intento explicar de la mejor manera que sé: pues esto es que, por ejemplo, tenemos fiesta en un día intermedio de la semana y nos tomamos la semana entera. Si los españoles somos funcionarios, podemos además echar mano de unos días de asuntos propios llamados los moscosos en honor a un ministro que hubo al que se le recuerda con inmenso cariño. +

El Perdedor

miércoles 28 de mayo de 2008  

Rajoy tiene un problema. Uno fundamental, que ensombrece los otros que padece. El problema de Rajoy es que no ganó las elecciones. Si hubiera ganado su falta de carácter sería interpretada como mesura; su indefinición, síntoma de prudencia; su carisma deficiente, una demostración de que a veces los votantes saben distinguir entre envoltorio y fondo. Si las hubiera ganado, sus colegas celebrarían sus silencios como la actitud del hombre sabio; sus frases enigmáticas irían de boca en boca hasta que llegara ese intelectual, siempre hay uno, que las pasara a limpio. Si hubiera ganado, los que hoy enseñan los dientes serían ministros, secretarios de Estado, directores generales; eso les tendría definitivamente más calmados y pensarían que el debate sobre la capacidad de un solo partido para albergar a todos los sectores de la derecha puede esperar. También estarían aquellos cuyo nombre sonó para entrar en el Olimpo, pero que, tristemente, se quedaron sin nada. Ésos serían, sin duda, los más entusiastas defensores del jefe, porque no hay fidelidad más grande que la de aquel que está en la cola de los que quieren ser algo. Ay, el poder, qué brillo tiene. Genera tantas ilusiones que son contados los casos en que los ministros se rebelan. Los hombres que ostentan el poder, decía Montaigne, siempre parecen inteligentes. Lo penoso, añade, es que cuando el líder lo pierde, sus acólitos no tardan más de tres días en preguntarse: «¿Cómo tendríamos la cabeza para apoyar a este individuo?». Rajoy tiene muchos problemas, apuntados a diario por los analistas de este melodrama, pero el mayor es que perdió. De Zapatero, el ganador, Felipe González destacó la suerte como una de sus mayores virtudes. Habrá que empezar a creerle, dado que la legislatura ideal para cualquier gobernante es aquella en la que no se habla más que de la oposición.

Patrias

viernes 12 de octubre de 2007  

Hay una patria que nos concede la condición de ciudadanos. Hay una patria que nos facilita el pasaporte, que nos permite viajar siendo extranjeros documentados; hay una patria a la que damos parte del sueldo, a la que reclamamos algo en correspondencia, cosas concretas que ayuden mínimamente a la inalcanzable felicidad, una escuela, un hospital, un futuro no demasiado incierto. Hay una patria que está escrita en un pliego de derechos y deberes. La patria en la que los ciudadanos de nacimiento podemos disfrutar de la posibilidad de nacer y morir en el mismo sitio, la patria de aquel que, aun con todo, detesta su patria o la del que la disfruta porque deja atrás otra patria imposible. Es esa patria que se lleva en el pasaporte, ese salvoconducto al que nos aferramos en las fronteras donde más de una vez hemos visto cómo alguien lloraba desconsolado por haberlo perdido y convertirse de repente en nadie. +

Suárez

miércoles 26 de septiembre de 2007  

No cabe duda: Adolfo Suárez se merece un libro. O cuatro. En otros países, en Inglaterra, en EE UU, un personaje así habría generado ya una colección en torno a su figura, no sólo por el hecho de haber sido el rostro del cambio de régimen, sino por haber pasado de estar en el ojo del huracán a un retiro silencioso, que lo convirtió en el ex presidente más discreto de la democracia española. Añade interés a su aura de personaje misterioso el hecho de estar vivo pero padeciendo una vejez ajena a la peripecia de un país que no ha dejado de ser convulso a pesar de no tener ya razones de peso para seguir repensándose a sí mismo. Es probable que la generación más interesada en saber los secretos de Suárez sea la que constituyera entonces la juventud airada de izquierdas, ésa a la que todo lo que decía el presidente le parecía una mamarrachada. Suárez fue el primer presidente a quien hincar el envenenado diente español y el que provocaba, tanto a los nostálgicos de Franco como a los luchadores de la utopía marxista, una total desconfianza. +

Secreto a voces

lunes 30 de julio de 2007  

Voy hacia el teatro español y llevo en el corazón un secreto. Hay pocas personas a las que se lo he contado porque quiero disfrutar de mi secreto sin que se vea enturbiado por el juicio ajeno. Lo he contado en casa, claro, donde se han sorprendido pero no mucho porque saben que soy partidaria de meterme en líos. Se lo he contado también a Luis Landero, porque ama el teatro y es partidario de que yo me meta en líos. Se lo he contado a Javier Cámara, que me dijo, estás loquita y te vas a cagar, ya verás, de gusto y de miedo. Se lo conté a Paco Valladares porque es el que me llevó a ver la función de Black el Payaso. Se lo conté a Félix de Azúa, que me dijo, suerte tú que aún puedes cambiar de profesión, aunque habrás visto que ya se te ha adelantado Vargas Llosa. Se lo dije a Empar Moliner y me contestó, tía, qué de puta madre. Se lo conté, por resumir, a los partidarios de ciertas travesuras. No quería que nadie me quitara la idea de la cabeza. +

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