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Mejor Manolo

viernes 14 de septiembre de 2012  

«Queridos amigos, aquí os dejo la portada de un nuevo Manolito. Un Manolito con dos años más. Sale en noviembre, pero !ya está a toda máquina! Espero que os haga tanta ilusión como a mí»

 

Ay, Mi Rocío

jueves 13 de septiembre de 2012  

Como en cualquier profesión, hay dos tipos de artistas: los que creen que lo merecen todo y los que siempre se sienten agradecidos. Hace tan sólo unos meses tuve la suerte de conocer en persona a una cantante a la que había escuchado, bicheando por youTube. En realidad, habría que llamarla cantaora en vez de cantante, pero yo prefiero utilizar un sustantivo genérico porque pienso que Rocío Márquez, así se llama, puede cantar lo que se proponga. Esta primavera pasada me enteré de que Rocío cantaba con Rosa Torres-Pardo al piano en el Cervantes de Nueva York y allá que fui. A Rosa ya la había escuchado muchas veces, así que lo que verdaderamente me sorprendió de aquella velada fue la voz de Rocío. De su boca salían antiguas canciones del acerbo popular español. Su voz, dulce y acaracolada, llenaba el espacio de emoción; su actitud, bella y serena, se hizo un sitio en el corazón de todos los que la escuchábamos.
Volví a casa envuelta todavía en los rizos de su cante cuando, antes casi de que pudiera comentarlo, mi marido, Antonio, me dijo que su amigo Joe Horowitz, un prestigioso crítico musical neoyorkino, estaba buscando una cantante para “El amor brujo”. Ya está, le dije, Rocío. Así que propiciamos en nuestro apartamento un encuentro entre el sabio profesor de Manhattan y la angelical joven de Huelva. En nuestro salón tuvo lugar la escena. Se barajaron fechas y nosotros servimos de intérpretes en la conversación. Y llegó un momento en que Rocío se ofreció a cantar, a capella, a palo seco, sin más acompañamiento que sus nudillos marcando el compás en la mesa baja. Se marcó unos fandangos de Huelva, un canción de Turina y una saeta. La voz era mucho más potente de lo que su cualidad dulce prometía; por momentos, el salón se le quedaba pequeño y el canto se escapaba por las ventanas y por la rendija de la puerta para llegar a la casa de los vecinos. Cuando terminó, el profesor Horowitz había enmudecido. Nosotros también. Y aunque las fechas en esa ocasión no cuadraron se hicieron promesas unos a otros de trabajar juntos en un futuro. Estoy segura de que así será.
Aquella tarde habíamos creamos un vínculo de amistad y cariño con Rocío Márquez. No fue mérito nuestro: Rocío es una de esas artistas que tienden a sentir un agradecimiento candoroso hacia quien valora su trabajo. Eso hace que no sólo desees escucharla sino que, una vez que su arte te ha cautivado, sientas deseos de abrazarla. En una noche calurosa de este verano fuimos a verla a “Casa Patas”, ese rincón madrileño del flamenco que ella eligió para presentar su disco, “Claridad”. No éramos muchos, estábamos tan cerca de ella y del guitarrista Alfredo Lagos que podíamos sentir el esfuerzo, la respiración, asistir al temblor de quien está dándote algo que viene de muy adentro. Demostró una vez más que el flamenco no está reñido con las voces dulces, y que canciones viejas, como “Te diré”, pueden sonar nuevas si una artista sabe hacerlas suyas.
Fuimos a darle un abrazo y ahí estaba ella, más ella que nunca, menuda, de sonrisa luminosa, elegante del peinado a los zapatos. Rocío, Rocío Márquez. Llegará lejos. Con la luminosidad de los que se sienten agradecidos.

 

La Tartera

miércoles 12 de septiembre de 2012  

Al presidente del Gobierno parece irritarle que los españoles no comprendan su obsesión por cuadrar el déficit a fuerza de recortes. En realidad, nadie tendría demasiado en contra de que se pegara el tijeretazo a las duplicidades o a ciertos organismos prescindibles. Me temo que sólo a la clase política le conviene perpetuar el costoso sistema del que disfrutan. El problema es que lo que perciben los ciudadanos, y me incluyo, es que se está tratando de reconstruir un país ruinoso a base de dejar al pobre sin resuello o de asfixiar a la clase media, que es al fin y al cabo la que mantiene el mercado vivo.

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Chaves Nogales, que estaba allí

domingo 9 de septiembre de 2012  

A fuerza de apelar a la palabra “memoria” casi hemos desterrado la otra más trabajosa, “historia”. La palabra “memoria” tiene mucho de sentimental, y está bien que así sea, está relacionada con el recuerdo azaroso de la mente humana, con lo que la memoria de cada uno astutamente clasifica en olvidos y recuerdos. También con el homenaje íntimo que rendimos a nuestros familiares, o en el tributo colectivo que dedicamos a los que dejaron algo memorable tras su marcha. No soy de las que abominan de lo sentimental. Al contrario. En España se suele confundir lo sentimental con el sentimentalismo y los creadores de ficción se esfuerzan en ser ásperos para que no se les tache de cursis. Pero puede ocurrir, como creo que de hecho ha ocurrido, que ese componente sentimental, tan de agradecer en los cuentos y en las películas, inunde como un tsunami la idea que se tiene de ciertos periodos históricos y que ya no importe lo que sucedió de verdad sino lo que cada uno de nosotros sienta y opine.

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Ella, de Nuevo

miércoles 5 de septiembre de 2012  

En la visita tempranera a las zonas incendiadas de la Comunidad de Madrid, la presidenta Aguirre entró en crisis al ver que, atraídos por su presencia, acudían periodistas de esa tele sobre la que proyecta desde hace años su sombra. La presidenta, así lo muestra uno de esos vídeos chivatos que tantos cabreos de autoridades nos están brindando, deambula por la escena preguntando quién les ha dicho a esos pelmazos que fueran a dar cuenta de su visita. Se acerca finalmente a un cámara y a una redactora y les pregunta sumariamente que por qué están ahí. Y la joven, cuya carrera se ha forjado en unos tiempos en el que los políticos hablan y los periodistas toman nota, contesta que ellos solo han ido para informar sobre el destrozo ambiental.

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Querida Tía Tula

miércoles 29 de agosto de 2012  

Hace poco volví a ver “La tía Tula”. La recordaba bien, siempre me había parecido una película memorable, pero esta última vez fui más consciente de todas aquellas cosas que me conmovían. Dejando a un lado la maravilla y la delicadeza con la que Picazo narró cinematográficamente su película, el personaje de la tía Tula nos evoca un tipo de mujer que estuvo muy presente en nuestras vidas. La tía Tula es aquella mujer soltera, que por circunstancias de la vida no encontró novio, o que lo tuvo y lo perdió, o que no quiso doblegarse ante hombres que no estaban a su altura, y que acababa entregando su existencia a los sobrinos, a los hijos de otros, sabiendo íntimamente que cuando aquellas criaturas fueran adultas no le corresponderían ni con la décima parte de la generosidad con que ellas los cuidaron y los quisieron. Todo el mundo tenía una tía Tula, todos hemos sido sobrinos de una tía soltera a la que podíamos pedir casi cualquier cosa, dinero, complicidad, mimos. Los niños mirábamos a nuestras tías Tulas con asombro, había cierto misterio en ellas, ¿por qué no se habrían casado como hacía todo el mundo? Las tías Tulas iban a misa más que nuestras madres y acababan juntándose con las abuelas en los rosarios, en las Hijas de María y otras “asociaciones” en las que las mujeres rezaban y también reían y a veces también decían algunas procacidades. Yo tuve mi tía Tula. Por eso veo siempre esta película con una emoción que casi me hace daño en el pecho desde los primeros minutos. Yo fui como una de esas dos criaturas que aparecen en el film de Picazo: me eché en sus brazos tantas veces, recibí tanto cariño de ella, tanto o más que el que me dieron mis padres. Tal vez a mi tía Tula también se le pasó por la cabeza casarse con mi padre. Quién sabe. Es muy doloroso pensar en una vida tan frustrante cómo era la de las mujeres en aquellos años. Aurora Bautista está magistral en ese papel tremendo y trágico de soltera reprimida, de tía amante de sus sobrinos, frustrada por no tener hijos propios, frustrada por no poder disfrutar sexualmente a pesar de estar en los años de su plenitud. Aurora Bautista da cuerpo, mirada, voz, a todas aquellas tías Tulas que eran solteras desde los veintipocos años, que vestían casi permanentemente de negro y que siempre tenían que estar pendientes del qué dirán. Aurora Bautista retrata a la perfección esa sonrisa de cariño pero también de decepción íntima con la que se despedía a las amigas que se van a casar. Aurora se pone en la piel de la mujer que se muerde los labios de rabia por no haber sido valiente y haberse entregado al hombre que deseaba y haber mandado a tomar viento los convencionalismos y las normas morales.
Y qué decir del director. Picazo supo contar la vida de aquellas mujeres, la España de aquellos años. Esta película es mejor ahora que cuando se estrenó. En ella está contenida toda la melancolía de esas almas femeninas, de esas tías que mantuvieron su piel blanca de no tomar jamás el sol, su frustrante pureza por no haber amado apasionadamente y su escondida rabia contra el mundo por no haberles dado más felicidad de la que merecían.
Adoro a la tía Tula. Y me hace sentir culpable también. Yo fui uno de los sobrinos de la tía Tula. Y de mayor no supe expresarle mi amor. Los sobrinos, ya se sabe, siempre son unos desagradecidos.

 

MARIE CLAIRE (AGOSTO): «No hacer nada»

jueves 9 de agosto de 2012  

Hubo un tiempo en el que podía pasar horas tumbada en el sofá leyendo. ¿Qué ha pasado para que ya no sepa hacerlo? Imagino que los años van a aumentando la consciencia del tiempo. Pero no es sólo eso. Creo que las servidumbres a los aparatos electrónicos me han acabado robando el sosiego. Me tumbo en el sofá con la ilusión de sumergirme en un libro. Tengo a mi lado el teléfono móvil. Dicho móvil me avisa cuando me llega un sms, un WhatsApp, un mensaje de facebook, uno de instagram o un email. He tratado de borrar esas aplicaciones tan prácticas, pero, burra como soy en el lenguaje informático, no sé cómo hacerlas desaparecer y que mi móvil vuelva a ser lo que era, un celular sin gracia. Cuando llega a casa uno de esos jóvenes que nos rodean y que se conocen al dedillo todas las posibilidades del dichoso teléfono me olvido de decirle que necesito recobrar mi libertad. O, confieso, me dejo engatusar por sus mentes electrónicas que me convencen para que sume un aplicación más a las que ya tengo, “ah, pero… ¿no tienes agenda en el teléfono?”. Pues no, pero ya que me la instala empiezo a usarla.
Me hundo en el sofá después de comer. A un lado, el mando a distancia, a fin de ponerme un documental que me cuente un cuento con la voz de un actor de doblaje; al otro, el teléfono, por si me llaman, y, encima de la barriga, el libro, al que deseo dedicarle toda mi atención.
No sé cómo pero presiento que la pantalla del móvil se ha iluminado, y eso que lo he dejado fuera de mi campo de visión. Lo chequeo. Primero, los mensajes de texto, luego los de facebook, los del correo electrónico y, finalmente, le echo un vistazo a las últimas fotos colgadas en el instagram. Mientras miro esto y lo otro, me llaman. Hablo un rato, diez minutos. Cuelgo, recorro de nuevo todos mi buzones. Saco una foto a mi perrilla, que está tan mona, a mis pies. Ya que estoy, la edito en el instagram. Luego, encantada con el resultado, la cuelgo en el facebook. Y, como sé que fulanita no tiene facebook y no la podrá ver, se la mando por correo electrónico.
A todo esto ya llevo veinte minutos malgastados de siesta. Me empiezo a sentir culpable. Tengo tres artículos por escribir y no he empezado con ninguno. Me empieza a doler la espalda. Pienso que no es bueno estar tanto tiempo tumbada. Me levanto. Hago unos estiramientos. Pero antes de volver al ordenador decido que debo relajarme un poco. Me vuelvo a tumbar. La pantalla de nuevo se ilumina. Me informa de que a un amigo de instagram le ha gustado mi foto de Lolita echando la siesta sobre mi pie. Gracias, pienso. Y lo escribo, gracias. Miro el reloj. Me concedo quince minutos para una siesta que me enfríe el cerebro antes de ponerme a escribir. Cierro los ojos. Escribo el primer artículo mentalmente. La frase de inicio. La cambio varias veces. Abro los ojos porque el locutor del documental está narrando cómo las hienas se zampan un cervatillo. Qué asquerosas. Cambio a la Primera. Con “Amar en tiempos revueltos” se puede dormir porque todos los personajes hablan bajito. En la posguerra debía ser así. A los tres minutos acaba el capítulo, se enciende de nuevo la pantalla de mi móvil, y advierto que he perdido la modorra, ese adormecimiento gustoso. Me levanto. Sigo cansada, pero tengo que ponerme a trabajar. Y pienso en qué especialista podría visitar para que me enseñara a no hacer nada. Como en los viejos tiempos.

 

Manolito en Iran

martes 31 de julio de 2012  

Este es el texto. Es el texto de un experto iraní en literatura infantil, Ali Seidabadi, explicando el éxito de Manolito en Irán.

«Manolito is one of the children and young adult’s best sellers’ books in Iran. By now, sixth edition of this collection had been published in this country. It is may be because of two significant reasons, first; Iranian cultural characteristics and second; Manolito’s features.

In Iran, we observe the dual behavior. From one side Iranian people are really humorist and used to tell jokes and funny memories for each other in parties and friendly gatherings, and from the other side; formal culture can’t bear these kinds of behaviors. They expect of children and young adults to be serious and only a little fun and laugh could be acceptable.

Formal organizations as well as education sistem, radio, television and children’s magazines prefer children and young adults with less relation with fun and enjoyment. They believe that he should prepare himself for a big goal. Unfortunately, a big part of Iranian children’s literature is also influenced by such a culture. This kind of literature does not recognize fun and game in themselves unless for other purposes.

In this situation mostly every comic book seems to be successful. One type of books that Iranian children are very interested about them is joke books. The books which contain a sort of fun and humor will be considered. Before publication of Manolito, for a long period of time, Little Nicolas (Le petit Nicolas) was favorite series of books in Iran, but attention to Manolito was really different. Both children and adults enjoy reading Manolito together.

This really sweet boy with his funny naughty behaviors takes his place in heart of many Iranian readers. They like his honesty and sincerity. You can see numbers of children like Manolito in Iranian families. Although his name is unknown for Iranian people but they know him very well. As if they could see themselves in Manolito’s carachter. You can easily replace the name of Manolito and other Spanish names of characters and places of this book with Iranian names but the story will remain with a little change. Indeed, there are many cultural similarities between Iran and Spain. From many years ago, Spanish music, particularly Flamingo was popular in Iran.

Cultural resemblances are very important elements but I think the most important thing is the talent of Ms. who created a very attractive character in her stories without intending to present herself and show her abilities. At first look, may be seems easy to write this collection stories but actually she did her job perfectly. Perhaps the most significant feature of Manolito is her honesty and sincerity. Although it is not a long time that I know Elvira by Facebook, but I think she is really alike Manolito! So, Hello Manolito! »

Hello Elvira!

 

A esto le llaman Humanidad

domingo 29 de julio de 2012  

Los tiempos difíciles animan a la trascendencia, a la rotundidad. Los tiempos difíciles provocan artículos que nos quieren resumir el mundo: las 10 razones por las que hemos llegado hasta aquí; las 10 causas del hundimiento de la economía; las 10 medidas urgentes que se deberían tomar; los 10 fallos de la democracia española; las 10 mentiras que todos nos creímos; los diez motivos por los que el euro es inviable o los diez motivos por los que hay que salvar el euro. Por alguna razón, la contundencia tiende a casar sus argumentos con un número redondo, ese 10 que contiene la explicación del universo. Pero no. No me lo creo. La deriva de un país no es resumible. Menos ahora, con tan poca perspectiva. Solo las mentes conspirativas encuentran 10 razones en las que están incluidos el análisis y la solución. Pero suele ocurrir que los tiempos difíciles son el hábitat natural de dichas mentes dado que hay un público que desesperadamente desea que alguien les pase a limpio en 10 puntos aquello que no consigue entender.

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La música de mi vida

lunes 23 de julio de 2012  

«Quiero agradecer a la ex directora de Radio 3 su ofrecimiento para que presentara una hora de música. Ha sido un verdaderoplacer. Mi casa es la radio. Así lo será siempre, aunque no pueda trabajar en ella»

Para escucharlo:
http://www.rtve.es/radio/20120720/hoy-programa-elvira-lindo/549028.shtml

© Elvira Lindo 2021