En campaña
Aún sin entender muy bien el eslogan que clama por una «Democracia real», comprendo en gran medida el anhelo y la legítima rabia que ha empujado a 20.000 personas a la calle, en su mayoría jóvenes, que se encuentran con que ese buen futuro que les esperaba se ha tornado incierto. Si digo que no acabo de entender la frase de pancarta que preside este recién iniciado movimiento es porque, siendo a mi entender la democracia el mejor de los sistemas posibles, no es en absoluto perfecto; se podría decir, eso sí, que es el sistema que contiene las culpas más repartidas, y que ha de estar continuamente saneando infecciones que aparecen aquí o allá, del más pequeño pueblo a alguna de las grandes ciudades. En esta campaña se hablará poco de infecciones. ¿Por qué? Porque todos los partidos, en mayor o menos porcentaje, las han padecido.