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Leer a Su Lado – Lo Que Me Queda Por Vivir

jueves 7 de octubre de 2010  

«Queridos amigos, ahora os vamos a mostrar un vídeo muy especial compuesto con algunas de las fotos que mandasteis. El vídeo es precioso y nuestro Chavo, un artista. A mí me encantó: sensible, artístico, ocurrente. Xavi promete hacer otro con  TODAS vuestras fotos, es que en este no cabíamos todos. La voz es de nuestra Carmen Ruiz, otra actriz queridísima en este muro. Gracias, gracias a todos. Por todas partes me preguntan por las fotos de los lectores, y yo respondo, «¿qué voy a decir? Que tengo mucha suerte». Gracias de corazón»

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1 respuesta a:Leer a Su Lado – Lo Que Me Queda Por Vivir

Sylvia Coll Dice: domingo 10 de octubre de 2010

Lo que me queda por vivir
Querida Elvira,

Hace ya tiempo que disfruto leyendo tus artículos en la contraportada y el Domingo de El País. A mis amigas les digo que yo quiero ser como Elvira, escribir artículos.

Cuando por mail me enviaban ese famoso artículo de la mujer de un periodista en contra del aborto, yo les contestaba con el tuyo “Un respeto”.

Un verano que no tenía libro, encontré en casa de mi suegro “Una palabra tuya”, que al ser tuyo leí, y me gustó. Luego vi la película y tu participación con Cayetana y la directora-ministra en la versión española de la 2 y también me gustó.

Seguí un programa de TV en la que tú entrevistabas a Alberto Iglesias y a Juan Cámara, me encantó.

Sé que este verano viniste a Santander a uno de los martes literarios que organiza la UIMP, pero desafortunadamente me encontraba de vacaciones. Cómo me habría gustado conocerte y a lo mejor poderte saludar, como a una amiga. Tenemos creo, una edad parecida, yo soy del 64.

Yo leía tus artículos y a veces oía lo de «mi santo» o mi marido, pero fuera de hacerme gracia nunca me pregunté por tu situación personal.

Curiosamente, tengo una buena amiga aquí en Santander cuyo autor preferido es Antonio Muñoz Molina, y hace tiempo me dejó “El jinete polaco” pero te confieso, que debido a mi reciente maternidad lo encontré muy grueso, o no sé, pero se lo devolví sin leerlo.

No sé en qué artículo hablando de ti, hace poco, me enteré que Antonio era tu marido. Le pedí a mi amiga otro libro de él y me dejó “Ventanas de Manhattan” el cual leí y acabé. En él hablaba de “la que va siempre conmigo” y me hacía como gracia participar del secreto. Mientras lo leía, apareció tu libro “Lo que me queda por vivir” que compré esperando a acabar el de Antonio. Yo le decía a mi amiga: – vaya par, Dios los cría y ellos se juntan… Y ahí estaba en el capítulo final de tu libro el apartamento del East River y la vuelta a Madrid. Dos versiones tan distintas, tan buenas.

Empecé a leer el libro, no podía parar, pero tuve finalmente que hacerlo porque me dolía, no sé si en mi calidad de hija de padres separados leyendo la angustia y la pena de la protagonista por no saber disfrutar de tu hijo, o en calidad de madre que con el agobio de cada día no los atiende como debiera y se va dando cuenta que se le escapan en el tiempo.

Si me animo a escribirte hoy es para decirte que con tu libro me emocioné, que no pude acabarlo de leer sin soltarme a llorar, que estoy plenamente de acuerdo contigo que “aunque el recuerdo literatuliza, el temor a la cursilería no debiera convertir en prosaico aquello que fue conmovedor”.

Entiendo que Gabriel fuera su guía y que de su salvación dependiera la de ella.

A mí, como a la protagonista, tengo el íntimo secreto de querer escribir, y te contaré que en junio envié unos versos a un editor y me dijo, para gran alegría mía, que los publicaría. Te lo cuento porque siento que ojalá con mis poemas supiera llegar y despertar esa emoción tan honda que permanece escondida en nuestro interior, que la lectura de tu libro removió en mi corazón.

Esos y otros muchos sentimientos en la relación madre hijo, contados con tanta naturalidad y belleza son los que para mí han constituido una obra inconmensurable, impresionante. Un libro para toda la vida.

Sólo quería expresarte mi gratitud Elvira. Me gustaría mucho poder coincidir contigo algún día.

Un saludo afectuoso,

Sylvia

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