Cuánto Cuesta el Cine
Una tormenta de nieve. En tan solo una hora la calle ha sido cubierta con un manto blanco. Mañana, cuando me asome a la ventana, hasta los coches habrán quedado sepultados». Así podría comenzar este artículo y no faltaría a la verdad. Solo los ancianos pueden recordar un año con tantas nieves como este en Nueva York. Y a mí, reproducir lo que ocurre tras la ventana de mi estudio, me sale gratis. Cuando nieva, lo escribo. Y es posible que también se cuele en algún párrafo de la próxima primavera ese momento que no por esperado es menos mágico en que los perales y los castaños se llenan de flores. Cómo no recurrir a lo que ocurre al otro lado del cristal para describir el propio estado de ánimo. También puedo hacer que llueva o nieve en mis libros.
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