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No Cabe Un Tonto Más

domingo 18 de mayo de 2014  

Cuando los vociferantes gritan, las personas sensatas se callan. Sucede en el universo de la vida privada. Los que más gritan son los que más hablan. Y por algún misterioso apaño de la madre naturaleza que los científicos aún no han considerado estudiar, las personas que avasallan, que se apoderan del tiempo en que los demás deberíamos intervenir, que nos vencen en el debate porque nos marean, porque nos rendimos ante su agresividad, esas personas están dotadas de un tono de voz imperioso, a menudo, desagradable, chillón, indestructible. La fisiología acompaña a su carácter mandón y no hay manera de que se callen. Ese tipo de personas de las que llevo huyendo toda la vida, porque mi voz es pequeña y mi garganta frágil, son las que se han apoderado del espacio público. Gritan en televisión, en las redes, en la radio, las oigo vociferar en las páginas de los periódicos. Hay veces que hasta salta a los ojos la saliva que proyectan sus palabras cuando lees alguna de sus columnas. Ganan los que más chillan. Y España se ha convertido en un país de gente impulsiva y gritona. EL ARTICULO SIGUE AQUI >>

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