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Que Eduquen Ellos

viernes 12 de junio de 2015  

Educar a un niño es algo muy raro. En mi caso, por poner el ejemplo más a mano que se me ocurre, he tenido que pasar muchos años fingiendo que era mucho más excelente de lo que era. Pero ahora, con los hijos fuera de casa aunque sobradamente subvencionados, puedo confesar, sin miedo a ser un mal ejemplo, que fumé porros, robé en El Corte Inglés en mi tierna edad, que me pillaron y me llevaron al cuarto de los niños ladrones, que pasé el bachillerato a la sombra de los almendros en flor, por decirlo a la manera proustiana, en el Retiro (mi instituto estaba dentro de tan tentador parque) y que copié con fruición en los exámenes, incluido el de selectividad. A veces copiaba por necesidad, otras por vicio. Cometí más fechorías, pero jamás he hecho alarde de ellas. En este presente en el que me encuentro, con que retiren ustedes de este artículo a los niños de la infancia, me doy por satisfecha. Ya no tengo que ser pedagógica. Fueron los míos pecados improvisados: copiar en selectividad puede resultar cutre, lo asumo, pero quién no hubiera caído en la tentación si en el momento en que se tiene delante la traducción de latín comienza a circular por ahí el trabajo ya hecho. Qué caramba, es como pasar por delante de la nariz del hambriento un bocadillo de choped. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->> 

Joan, Belleza y Luto

miércoles 10 de junio de 2015  

Que “los tipos duros no bailan” ya no es algo sensatamente defendible. El título de la novela de Norman Mailer está anclado en una época en que ser duro todavía tenía prestigio. Ahora, atendiendo a la verdad, habría que decir que los que no bailan son los tímidos, los que se creen torpes o temen el ridículo, y más bien lo que producen, esos tipos, es ternura, cuando se aferran a la barra por ser incapaces de dejar que se les muevan los pies. El tiempo en el que “duro” podía ser un adjetivo halagador pasó, pero en absoluto nos hemos librado de los estereotipos que acompañan al sexo, o al género, dígase como se diga: a la rubia guapa se le sigue presuponiendo cierta flojera mental y provoca más interés sexual que otra cosa, tal vez sea esa la explicación de la célebre frialdad de las rubias, de esa distancia defensiva que algunos hombres consideran mal humor; la mujer que vive de su inteligencia o su talento debe hacer por borrar lo voluptuoso, lo sexy, lo femenino para que el interlocutor no se le despiste o para que, sencillamente, la tomen en serio. EL ARTICULO SIGUE AQUI ->> 

 

El Arte de Irse

martes 2 de junio de 2015  

Hay edades para todo. Siempre se ha dicho. Hay una edad para luchar contra los tópicos, y está bien que así sea. Y otra en que se va admitiendo que algo de razón llevaban. Con una furia ciega yo me negaba a admitir la vieja creencia de que el pecado español es la envidia; de la misma tozuda manera, me resistía a creer que debiera haber una edad de jubilación en la vida pública. Luché contra esos tópicos por escrito pero, como tengo la suerte de poseer un cerebro flexible, ahora, por escrito también, voy a llevarme la contraria. EL ARTICULO SIGUE AQUI ->> 

 

Aguirre en las Cruzadas

viernes 29 de mayo de 2015  

A la hora de escribir esta columna me impongo una condición innegociable: “Evitar los lugares comunes por muy populares que sean”. Hay un lugar común que en estos días brota de la boca de muchos opinadores, aunque cada uno lo exprese como si fuera un pensamiento que acaba de inventar. Se dice y se repite que el cambio que a punto está de producirse tiene nombre de mujer. Manuela, Mónica, Ada. Y yo me pregunto a qué genero, bromas aparte, pertenecían estas otras que respondían al nombre de Esperanza, Rita o María Dolores. Cuando los barones reaccionarios tratan de desprestigiar a una mujer que no les cuadra ideológicamente la tildan de mostrenca, de ambiciosa, de poco femenina. EL ARTICULO SIGUE AQUI >>

 

La Desnudez de los Hijos

viernes 22 de mayo de 2015  

Me acordaba vagamente de aquellas fotos y también de la polémica que se desató con ellas. Eran imágenes de niños desnudos en el campo salvaje de Virginia. Dos chiquillas y un niño, tres hermanos, despeinados, asalvajados, bañándose en un lago, bailando sobre la mesa, vomitando, haciendo pis sobre la tierra, comiendo, abandonados al sueño. Eran fotos en blanco y negro, parecían haber sido tomadas en un tiempo no fechado, en el universo atemporal de la infancia. Tenían una precisión perturbadora, las había tomado alguien en quien los niños confiaban, tanto como para posar con descaro y mostrarse tal cual vinieron al mundo ante la cámara. La autora de esas imágenes era su madre, Sally Mann, una artista sureña admirada por muchos amantes de la fotografía y denostada con furia por los reaccionarios o por esos progresistas que en aras de la protección de la infancia son capaces de señalar a cualquiera como abusador o abusadora de niños. Sally Mann, esa fotógrafa que a finales de los noventa fue acusada de utilizar la desnudez de su hijos para tocar la gloria, es hoy una mujer de 64 años, atractiva, fuerte y delgada, con unos ojos azules y una melena blanca indomable que le otorgan un aire juvenil. He ido a verla a un teatro de mi barrio, el Symphony Space, acompañada del fotógrafo Fernando Sancho, los dos somos seguidores de su obra. En el patio de butacas se respira admiración y reverencia hacia esta mujer que desafió a aquellos que piensan que un niño desnudo invita inevitablemente a la pedofilia. En primera fila, está una de sus hijas, Virginia, una mujer ahora, que a los cinco años se vio arrastrada por la polémica cuando el Wall Street Journal reprodujo uno de las célebres desnudos de los niños de Sally añadiéndoles, muy retorcidamente, la banda negra sobre los pezones y el pubis. Una manera maliciosa de acusar a la artista de explotación de la intimidad de sus propios hijos en un país obsesionado por el sexo hasta el punto de convertir en algo sucio el cuerpo de una niña pequeña. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->> 

 

El Pasado de Michelle

sábado 16 de mayo de 2015  

Cada vez que Barack Obama se enfrenta a un caso de brutalidad policial contra la población negra, pienso en ella, en Michelle. En los disturbios de Baltimore, tras el asesinato de Freddie Gray, el presidente quiso dejar claro desde el primer momento cuál era su posición al respecto, para que no quedara ninguna duda de que es, ante todo, un defensor del orden: reprimiría cualquier acto de violencia callejera. Y entonces yo pensé en Michelle. ¿No hubiera esperado ella que su marido comenzara condenando la causa, la repetidamente abusiva e incontrolada actitud de la policía hacia los negros pobres? Porque Michelle y Barack son dos tipos de negros diferentes y esa sutileza es algo que escapa a una primera mirada y que sólo se va entendiendo conforme se observa e indaga en las heridas aún no cerradas de la población afroamericana de los Estados Unidos. Michelle es descendiente de esclavos; Barack, no. Michelle es el fruto de unos bisabuelos que emigraron del sur del país a Chicago, que se establecieron en el South Side, un barrio esencial para entender el devenir de muchas familias negras, tan capital como Harlem, pero con páginas en su historia mucho más sombrías. En South Side se apiñaba confinada y sin posibilidad de elegir otro espacio la población negra de Chicago, y así siguió bien avanzado el siglo XX, en un país que iba borrando la sombra del racismo en sus leyes pero era absolutamente permisivo con una economía basada en el abuso de una raza sobre otra. Michelle es una negra de Chicago. Bendecida, eso sí, desde la cuna por unos padres que debieran ser ejemplo para todos los padres que hoy en día se enfrentan a la difícil tarea de educar unos hijos y no saben por dónde empezar. EL ARTICULO SIGUE AQUI ->> 

 

¿PODRÍAN DEJAR DE BAILAR?

sábado 9 de mayo de 2015  

Vaya por delante que, habiendo una orquesta, por cutre que sea la música, a servidora se le van los pies. Vaya por delante mi convencimiento de que para expresar algo serio no es necesario ponerse solemne o estupendo. Vaya por delante mi impresión de que entre muchas de las cosas que hemos ido perdiendo con esta crisis total que padecemos hay que incluir, no sin dolor de corazón, el sentido del humor; a menudo se entiende equivocadamente que el humor es una afrenta al dolor del prójimo y que la solidaridad y el compromiso deben expresarse con el ceño fruncido. Y no. Vaya por delante que los políticos que carecen de humor me provocan desconfianza y que las personas que hablan como si esculpieran frases que han de pasar a la historia me dan una gran pereza. En realidad, la lápida común donde han ido a parar las grandes frases ha sido el Facebook: toma una frase, entrecomíllala, pon la foto del tipo que la pronunció para ilustrarla, y por obra y magia de la tecnología, esa sentencia parecerá haber sido escrita por Paulo Coelho. EL ARTICULO SIGUE AQUI ->> 

 

RAJOY SE LLEVA UN DISGUSTO

sábado 25 de abril de 2015  

El Partido Popular se estremece presintiendo que hay nuevas opciones disputándole el sitio. Ya no es sólo Podemos, contra quien posee los clásicos recursos del orden y la defensa del sistema con los que enfrentarse de manera frontal; ahora la sorpresa ha venido por el cerco de Ciudadanos, que prometen una limpia respetando las instituciones. Y se sienten tan amenazados por perder su espacio que atacan con grosería y poco juicio, porque no entienden que su derrumbe no ha venido desde fuera sino desde dentro, por esa defensa empecinada de figuras que ya deberían estar marginadas de la vida pública. No son Ciudadanos ni Podemos quienes acabarán con el PP. Es Esperanza Aguirre, es Rita Barberá, es Floriano, es Montoro, son Pujalte o Trillo, cada uno a su estilo ha abusado de su condición o ha arropado escandalosamente a quien abusaba … EL ARTICULO SIGUE AQUI ->>

 

El Marido de Hillary

domingo 19 de abril de 2015  

A Hillary Clinton, convertida ya en candidata a las primarias de su partido y camino de unas elecciones presidenciales, le sigue persiguiendo el fantasma de un marido jacarandoso: sus amantes de baratillo, la mancha en el vestido de la becaria y la codicia que ha mostrado tras su presidencia, metido como anda en mil negocios y dando las charlas mejor pagadas del planeta Tierra. Bill es mucho Bill, tanto como para ser el protagonista de un musical en Broadway, Clinton. The Musical, que ha cosechado buenas críticas y en el que reza aquella vieja promesa de las comedias, ¡diversión asegurada!, presentando al público chistes inteligentes sobre el escándalo Lewinsky. EL ARTICULO SIGUE AQUI >> 

 

Malos de Película

martes 14 de abril de 2015  

Quisiéramos que los asesinos estuvieran perturbados, que padecieran algún tipo de trastorno que les empujara a cometer crímenes sin que la voluntad mediara. Quisiéramos que la crueldad proviniera de un descontrol químico y pudiéramos prevenir con psicofármacos la tendencia patológica al mal. Quisiéramos que la maldad no existiera como tal, sino que fuera como el efecto adverso de una tara mental. Hablo en plural, porque sé que comparto ese deseo desesperado con lectores que, ante los sucesos sangrientos, imploran una explicación que evite pensar que hay seres humanos carentes de compasión y dispuestos a hacer daño…. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ ->>

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