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Causa General

miércoles 10 de julio de 2013  

 

Fueron los dos grandes partidos los que respaldaron la idea de que censurar la corrupción allá donde surgiera, o denunciar las malas prácticas políticas siempre que se produjeran y fuera quien fuese el que las perpetrara, era cosa de “equidistantes”. También se apuntaron a señalar el vergonzoso pecado de la equidistancia los periodistas o pensadores que estaban abonados a los partidos (aunque sin querer reconocerlo); algunos de ellos han sido los grandes abroncadores de quienes se negaban a tener un pensamiento partidista. El miedo a ser tachado de traidor “equidistante” cundió, porque un partido tenía dicho a los suyos que la autocrítica favorecía a la derecha, y el otro hacía lo propio advirtiendo de que no se podían tirar piedras contra el propio tejado. EL ARTICULO SIGUE AQUI >> 

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